Será por la novedad, por la promesa de ver carros ‘voladores’ o por la simple emoción de vivir el Rally “en bola”. El chiste es que El Brinco de Chichimequillas tuvo un reestreno más exitoso que cualquier película de Marvel, siendo visto por 15 mil personas, en la primera pasada.
La comunidad de Chichimequillas, en los límites de Silao y León, vivió un nuevo auge durante gran parte del sábado, con dos pasadas de los coches del Campeonato Mundial de Rally.
Y eso que este año, los organizadores armaron una revolución en torno al brinco, al fabricar una nueva rampa, a unos 500 metros del salto original.
La intención era ampliar el espacio para los espectadores y, de paso, obligar a que los autos “volaran” aún más.
Así, en pleno lecho de la ahora desierta presa de Chichimequillas, la rampa de dios metros de alto y 80 de largo domina el paisaje por completo.
El salto es el centro de atención desde el descenso por la cortina de la presa. Claro que también sobresalen las cientos de casas de campaña y los puestos de comida y cerveza.
Ahí se pueden encontrar desde tradicionales quesadillas de comal y café de olla, hasta huevos al gusto, cocteles de camarón y micheladas que se venden por litros y litros.
En algunos puestos hay que comer parado; en otros, comprando una cerveza se recibe el derecho el sentarse y están las zonas VIP, donde los meseros sirven jugos y omelette mientras los coches del Rally se acercan a toda velocidad.
Seguridad extrema
Aquí es como una ciudad chiquita”, dice un elemento de la Fuerzas de Seguridad del Estado, mientras toma aire a un costado del camino.
Ha pasado seis horas seguidas cuidando borrachos, ahuyentando gente de la ruta del Rally y bajando niños de los árboles.
Y es que al ser una etapa nueva, la seguridad es extrema. De hecho, pasan más autos de organizadores y autoridades que competidores de la categoría estelar, aunque vale la pena, pues el nuevo brinco se desarrolla sin contratiempos.
“Vuela Benito”
Ya en la pista, el primero en volar es el noruego Mikkelsen. Un día antes perdió toda esperanza de ganar, así que ahora puede acelerar sin culpa en su Hyundai i20.
Pero quien se lleva el día es el mexicano Benito Guerra. Acelera desde la eterna pendiente por la que los autos se aproximan al salto y, cuando nota a la multitud, pierde todo pudor. Su salto llega a los 35 metros (hay un letrero a un costado para certificar la distancia) y la gente enloquece.
El grito de “¡Benito, Benito!” estremece la cortina de la presa y marca el estreno del nuevo brinco de Chichimequillas, la gran atracción del Rally México.
¿Qué sigue?
A diferencia de años pasados, El Brinco sólo fue incluido en la jornada sabatina.
El británico Kris Meeke apenas pudo pasar por el brinco, pues su Toyota estaba dañado y no se arriesgó.