León, Guanajuato.- Este cuento se acabó. Y se acaba por el exceso de confianza del León y por su mal oficio para defender. Sintiéndose en la siguiente ronda cuando aún quedaba mucho tiempo en el cronómetro, los Verdes aflojaron y consintieron a un Morelia que no perdonó en las dos que tuvo.
Nacho Ambriz paga muy caro su serie de malas decisiones: minimizando al rival, prescinde de Yairo Moreno; deja en la banca a Joel Campbell -al que hace ingresar muy tarde-, y saca a Luis Montes para permitir la entrada de un gris Cardona con el que no pasa nada. Lo del VAR y la polémica decisión arbitral al final del partido queda como una mera anécdota, que no hubiera tenido importancia si el León no hubiera sido tan inoperante en la recta final.
Es una lección muy dolorosa para el conjunto esmeralda, que por lo pronto, deberá de pensar en fichar un par de buenos defensas centrales para los compromisos que se vienen el próximo año.
El enemigo de León fue el mismo León, señala Luis Gerardo Lugo
Al final de todo, el peor enemigo del León fue el León mismo, pues después del gol de Ismael Sosa se mostró un cuadro sumamente relajado, que cayó en el exceso de confianza y peor, con los ajustes que llegaron desde la banca dieron al traste con la eliminatoria.
El León no supo cómo jugar ante un rival que ni siquiera jugó su mejor partido. León no supo matar, no supo aniquilar ni en la idea, ni en la vuelta y siempre que marcaba un gol, era alcanzado.
Llama mucho la atención que siendo un cuadro sumamente ofensivo y de los que más vistosidad le daba a la práctica del futbol, no tuviera la capacidad de superar a los rivales de la media cancha hacia adelante.
Habría que preguntarle a Ambriz por qué no alineó a un Yairo Moreno habilitado para jugar y por qué sí le dio acción a un JJ Macías que no estaba al 100 y que en todo el partido no logró imponerse. Y también preguntarle por qué sacó a Luis Montes, pues aún cuando no estuviera para los 90 minutos, seguramente en los últimos minutos el temple del Chapito hubiera sido clave para manejar el juego con personalidad y carácter, porque los que se quedaron mo mostraron mucho.
Aferrarnos a calificar de injusta la decisión del VAR en el gol de Ángel Mena sería esconder muchos errores que León tuvo en zona defensiva, sector que en todos lados se decía que era el Talón de Aquiles del León.
Después de un año de muchos puntos, de muchas victorias, volvemos a quedarnos sin nada.
Pendiente de Ambriz, cómo jugar liguilla; dice Néstor Amhed Galindo
León pasó del creerse en semifinales a quedarse muy lejos, quizá demasiado, de la auténtica pelea por el título.
El llamado equipo del año, el que más puntos hizo en fase regular de dos torneos, el que arrasó en el Clausura e ilusionó en el Apertura, terminó por estrellarse dos veces con la misma piedra y, ojo, sus dos fracasos se firmaron en casa, sin muchas excusas.
Cierto es que la decisión del VAR, para anularle un agónico tanto a Ángel Mena, bien pudo inclinarse para el lado esmeralda. Pero también es cierto que León nunca dominó al 100 a Monarcas, como no lo hizo con América en las semifinales del torneo anterior o con los correosos Tigres en la gris final de mayo.
Así, queda claro que la gran tarea pendiente para el León de Nacho Ambriz es descubrir cómo jugar las Liguillas, cómo ganar series de eliminación directa y en la que matar al rival es obligado.
Ojo, que el próximo año la Fiera encara la Concachampions como su gran meta y para los mexicanos, ese torneo se juega sólo a duelos directos, por lo que el aprendizaje decembrino deberá ser intensivo y efectivo. No hay más.