Buenos Aires.- Cautivó a multitudes con su zurda antológica y alcanzó su cumbre cuando descolló en la Copa del Mundo de 1986 que ganó Argentina. Diego Maradona, entre los mejores futbolistas de la historia merced a una brillante carrera que se vio empañada por sus adicciones a las drogas y escándalos de todo tipo, ha fallecido a los 60 años.
El exastro murió de un paro cardíaco en su vivienda en un barrio cerrado en las afueras de Buenos Aires, a la cual se había trasladado para continuar con la rehabilitación tras someterse a una operación de edema cerebral a principios de noviembre.

El gobierno argentino decretó tres días de duelo nacional, mientras la congoja se apoderó de un país que le debe a su zurda prodigiosa algunas de sus mayores alegrías deportivas.
“Hoy es un mal día, un día muy triste para todos los argentinos. A los argentinos solo nos dio alegría, estamos en deuda eternamente con él”, expresó el presidente Alberto Fernández.
‘Barrilete cósmico’
Inglaterra fue víctima de los que fueron sus dos goles más famosos en cuartos de final de ese Mundial en México: el primero con la mano en lo que pasó al recuerdo como “La mano de Dios” y el segundo tras una corrida en la que se desprendió de más de medio equipo rival, haciendo malabares con la pelota.
En el 2000, la FIFA consideró que ese gol fue el mejor de la historia en todos los mundiales. Maradona fue elegido el mejor futbolista del siglo XX junto al brasileño Pelé.
Muchos argentinos vieron la victoria ante Inglaterra como una venganza por la pérdida de una guerra de 74 días librada y perdida ante Gran Bretaña en 1982 por la posesión de las islas Malvinas, en el Atlántico Sur.

“Fue más que tratar de ganar un partido”, escribió Maradona en su autobiografía de 2000 “Yo soy el Diego”.
“Sabíamos que los argentinos habían muerto allí, que los habían matado como los pájaros. Y esta fue nuestra venganza. Era algo más grande que nosotros, estábamos defendiendo nuestra bandera”.
El “10” que llevaba su camiseta se convirtió en sinónimo de calidad en el futbol, el mismo número que antes usó Pelé y después Lionel Messi.
Origen humilde
Nacido el 30 de octubre de 1960 en Villa Fiorito, un barrio humilde del conurbano bonaerense, Maradona fue el quinto de ocho hijos y sus mejores recuerdos alumbran con una mismísima pelota.
“La primera pelota de fútbol que tuve fue el mejor regalo que nunca nadie me haya hecho en la vida”, destacó Maradona.
“Tenía tres años y dormí abrazado a ella toda la noche”.
De aquella época de privaciones, Maradona también recordaba los frecuentes dolores de panza de su madre Dalma Franco a la hora de servir la comida en la mesa familiar. Con el tiempo entendió que era una excusa para no comer y dejarle a sus hijos porciones más abundantes.
“Maradona es el héroe de los que raspan la olla”, lo proclamó un fanático que junto a otros cientos rodearon su casa cuando cumplió 60 años. La referencia apunta a su origen humilde que dejó atrás gracias al fútbol, pero del cual nunca renegó.
El Pibe de Oro
“Pelusa”, como gustaban llamarle sus padres, debutó en diciembre de 1970 en Los Cebollitas, una filial infantil del club Argentinos Juniors, de Buenos Aires. Con 10 años resolvía muchos partidos que sus compañeros de 14 años tenían perdidos.
Ya por entonces, lo llamaban “El pibe de Oro”.
“Verlo jugar era un deleite, un verdadero crack”, dijo a la AP Carlos Beltrán, compañero de Maradona en esos equipos infantiles. “Tenía un carácter fuerte y no tenía problemas en enfrentarse con nadie”.
Después de su paso por Los Cebollitas, Maradona empezó a jugar al futbol en Argentinos (1976-81) y de allí pasó a Boca Juniors, el club del cual era hincha, que en 1982 lo transfirió al Barcelona por ocho millones de dólares, récord mundial en ese momento.
Hasta la eternidad
En 1984, Barcelona lo vendió al Napoli, equipo del sur italiano que jamás había ganado nada importante.
Maradona alcanzó allí la estatura de ídolo inolvidable: le sirvió en bandeja dos títulos de campeón de Italia en la temporada 1986-87 y en el 1989-90, una Copa de Italia (1987), una Copa de la UEFA (1989) y una Supercopa Italiana (1990).
Después jugó en el Sevilla español y con su carrera en declive disputó cinco partidos con Newell’s Old Boys de Rosario, antes de volver a Boca (1995-97) donde se retiró.
Con la selección argentina jugó entre 1977-1994, incluyendo los mundiales de 1982 (España), 1986 (México), 1990 (Italia) y 1994 (Estados Unidos), cuando fue retirado de la competencia por dopaje y suspendido luego por un año.

- Maradona disputó un total de 692 partidos oficiales entre equipos y la selección, con un total de 353 goles, ocho de ellos en los mundiales.
“En el momento en que Diego se retiró del fútbol activo, dejó traumatizada a Argentina”, subrayó Jorge Valdano, compañero de Maradona en las selecciones nacionales.
“Diego fue más que un futbolista genial. Fue un factor extraordinario de compensación para un país que en pocos años vivió varias dictaduras militares y frustraciones sociales de todo tipo”.
El adiós
El 30 de octubre de 1997, día de su cumpleaños 37, Maradona anunció su retiro y emprendió una corta carrera como técnico que tuvo su momento culminante cuando fue entrenador de Argentina en el Mundial de Sudáfrica 2010, donde la selección, con Messi a la cabeza, fue vapuleada 4-0 por Alemania en cuartos de final.
Agridulce en la banca
Tras su paso como timonel de Argentina, el “10” emprendió una travesía en Emiratos Árabes Unidos, donde dirigió al Al Wasl FC y luego asumió como “embajador deportivo” de ese país.
Dirigió el Mundial de Sudáfrica 2010, en el que la Albiceleste fue eliminada en Cuartos de Final.

En 2017, estuvo al frente del Al Fujairah de la segunda división de los Emiratos y un año después asumió como timonel de Dorados Sinaloa, también de la segunda categoría de México.
Su último equipo fue Gimnasia y Esgrima de La Plata, ciudad a 40 kilómetros al sur de Buenos Aires. La campaña fue irregular, pero lo relevante de aquella experiencia fueron los homenajes que recibió Maradona en cada cancha que visitó.