Dentro del inmenso repertorio de historias extracancha del futbol mexicano, hay varias que destacan por lo sorpresivo del suceso debido al gran furor del protagonista que, sumido en los hechos, no continuó más con su carrera. 

Una de esas tantas historias es la de César Andrade Hernández, una joven promesa que militó en el mítico Atlas de Ricardo Antonio La Volpe en 1999, y que por una desgracia causada por él mismo, le dijo adiós a las canchas muy temprano en su vida.

La carrera promisoria en los Rojinegros del Atlas

Oriundo de San José Iturbide, Guanajuato, el mediocampista debutó a los 20 años de edad gracias al proceso de un año en las fuerzas básicas del conjunto rojinegro. Fue el argentino Ricardo La Volpe quien le dio toda la confianza para afianzarse en la oncena titular en aquel Verano de 1999. 

En ese mismo torneo, su rendimiento fue extraordinario y, hasta cierto punto, sorpresivo, pues nadie se imaginaba que aquella joven camada atlista, fuera a arrasar por completo en el semestre. 

Fueron 16 los juegos totales que disputó en fase regular siendo parte de la oncena titular en solamente dos ocasiones, aunque su funcionamiento consistió en ser el revulsivo del equipo.

Con dos goles en el certamen regular, y dos más en la Liguillauno de ellos en la Ida de la final ante los Diablos Rojos del Toluca, fue nombrado como el Mejor Novato del torneo, algo que lo hizo acreedor a su convocatoria con la Selección Mexicana Sub-23.

La debacle de Andrade

De la noche a la mañana,; de un semestre a otro; en un abrir y cerrar de ojos; la vida futbolística de César Andrade vivió una debacle. 

Corría el Invierno 99 y el mediocampista ofensivo sólo había registrado dos juegos: ante Tuzos en la fecha 12 y contra Santos Laguna en la 14; los dos cotejos, de visitante. 

La falta de actividad llegó a mermar su rendimiento futbolístico y fue después de la victoria en la Comarca Lagunera donde Andrade condenó no sólo su carrera futbolística, sino su vida cotidiana, con algo que lo marcó por completo. 

Andrade junto a Juan Pablo Rodríguez en su paso por la Selección Mexicana. Foto: Cancha El Norte.

La noche del fatídico accidente

En la jornada 15 del torneo regular, los Rojinegros superaron a Monarcas Morelia 2-1 con una remontada en los últimos minutos. El equipo del técnico argentino seguía en boca de todos con la firmeza que demostraba en el campo semana a semana. 

Aunque todo marchaba bien en “la madriguera“, la situación estaba por los suelos para César Andrade, pues el mediocampista reclamaba mayor actividad con el cuadro jalisciense, algo que no supo controlar y, días después de dicho cotejo, vino la tragedia. 

El ex mediocampista rojinegro en su etapa como profesional.

La noche del 10 de noviembre de 1999, decidió emborracharse a más no poder con su compañero de profesión, Javier Amador Palacios, quien estaba pronto a debutar. Las cosas fueron desmedidas y exageradas, y aunque ninguno de los dos estaba en condiciones de manejar, así lo hizo Andrade. 

¿Las consecuencias? Un automóvil a exceso de velocidad quedó destrozado al chocar con una barra de contención en el Periférico de Zapopan, Jalisco. El conductor, César Andrade, terminó con la pierna destrozada; mientras que su compañero, Javier Amador Palacios, resultó con una severa fractura de fémur. 

Adiós a su carrera futbolística

Con su pierna amputada, Andrade le dijo adiós a una carrera promisoria que quedó enterrada por los excesos del alcohol, la fiesta, y la falta de guía.

A pesar de que la gravedad en su compañero, Javier Amador, no fue tanta, sí tuvo que decirle adiós a las canchas aún sin haber podido debutar en el futbol profesional. 

La resiliencia en su vida personal

Tras su repentino adiós a las canchas, el juvenil rojinegro cayó en una profunda depresión, de la cual pudo recuperarse con el apoyo de su familia y hasta del conjunto atlista comandado por Ricardo La Volpe, quien le ofreció sumarse a su cuerpo técnico tras el fatal suceso.  Fue un proceso de rehabilitación bastante difícil, pues necesitó 13 operaciones por complicaciones en el fémur, las costillas y el hígado.

César Andrade logró salir adelante. Foto: Cancha El Norte.

Con resiliencia, pudo salir adelante y tras terminar la Licenciatura en Administración de Empresas, obtuvo su título como Director Técnico, además de dedicarse a dar conferencias sobre su experiencia personal y cómo ha logrado salir adelante, al igual que su compañero Amador Palacios, quien llegó a ser visor de los Rojinegros del Atlas, ayudando en el proceso de jugadores como Antonio Briseño y Néstor Vidrio, personajes reconocidos en el balompié azteca. 

Ante todo, saliendo adelante 

“Uno viene a este mundo a desarrollarse, el tiempo pasa, se va, y luego uno pasa la vida sufriendo y quejándose, y bueno, eso me pasó a mí, después del accidente pasé mucho tiempo queriendo o soñando algo irreal que era que mi pierna regresara y no regresó, y uno sufre”; declaró hace un año para el medio El Norte. 

La historia de César Andrade Martínez es una de muchas en el futbol mexicano a lo largo de su historia, donde malas decisiones de los propios jugadores, condenan una carrera promisoria, que al final queda en eso, sólo una promesa.

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