En abril de 1997, un año antes del mundial de Francia, el futbol mexicano fue testigo de una de las batallas campales más violentas en su historia, y aunque fue un partido que ni siquiera tuvo aval oficial, es recordada por el feroz intercambio de golpes.
¿Los involucrados? Unos Toros Neza que rompían la liga en el Verano 97 con un plantel envidiable; y una Selección de Jamaica que se preparaba con miras al inicio de las clasificatorias mundialistas precisamente ante la Selección Mexicana.
La plantilla de los Toros Neza
El equipo de Nezahualcóyotl arrasaba en un torneo donde, al final, terminó como subcampeón tras una temporada regular de 30 puntos con una explosividad tremenda al ataque que sumó, contabilizando liga y liguilla, 50 goles.
Era una de las plantillas más espectaculares de la liga con hombres como Pablo Larios, Miguel Herrera, German Arangio, Federico Lusenhoff, Antonio Mohamed y Rodrigo Ruíz, entre otros; todos, comandados por Enrique “Ojitos” Meza.
En pleno torneo regular, los nezatlenses aceptaron disputar ese partido ante los “Reggae Boyz”, quienes, además, sostuvieron un partido más ante los Diablos Rojos del Toluca.
La mala planeación del partido ‘amistoso”
El combinado jamaiquino llevaba ya tiempo en la Ciudad de México, pues querían aclimatarse a las condiciones del país para llegar a punto al duelo del Hexagonal Final en el Estadio Azteca ante el cuadro tricolor.
Entrenando en un club privado, el sitio del partido ante el cuadro astado fue un auténtico campo amateur que se encontraba en pésimas condiciones, con apenas una tribuna de concreto techada y una falta de seguridad enorme.
Además, como ningún aval oficial le fue otorgado al cotejo, fue un árbitro amateur que llevó las acciones de un partido que sólo duró 18 minutos, condenando lo que vino después entre dos equipos fuera de sí.
Desde el arranque, ambiente caliente
Todo inició, prácticamente, cuando el árbitro dio el silbatazo inicial, ya que constantemente se cometieron planchas, empujones y hasta zapes en el accionar del partido.
Jugadores como el leonés Humberto González, Federico Lusenhoff y Antonio Mohamed se vieron inmiscuidos en las constantes faltas.
Ante esta situación, el árbitro ni siquiera se inmutó, dejando seguir las acciones sin sacar algún cartón preventivo, ni mucho menos lanzarle alguna advertencia a los jugadores.
La histórica campal
Todo inició por una entrada artera del defensor Dean Sewell sobre Arangio, quien se incorporó de inmediato y comenzó la campal empujando al jamaiquino, saliéndose todo de control con la entrada de suplentes de los dos equipos que sólo entraron a golpear desmedidamente.
Entre patadas y puñetazos, “Pony” Ruíz, que estaba lejos del mar de golpes, fue sorprendido por la espalda con un caballazo durísimo del delantero Altimont Butler, quien después corrió hacía el medio sector para propinar otra patada por la espalda a German Arangio.
El histórico Rodrigo Ruíz quedó semi noqueado por algunos instantes, teniendo que intervenir el cuerpo técnico de su equipo, quienes lo calmaron y reanimaron con sólo bolsas de hielo en la cabeza por el durísimo golpe.
Se evitó una tragedia
Cuando las cosas se calmaron un poco, la situación pudo empeorar, pues las dos escuadras se encontraban ya armadas con piedras, palos y hasta tachones para encarar a los rivales.
Sin embargo, tanto el seleccionador jamaiquino René Simoes, como Enrique Meza, calmaron las acciones y todo quedó en simples amenazas en un partido que, claramente, fue suspendido.
Al final, Jamaica terminó siendo goleada 6-0 ante México en el Estadio Azteca, quedando para la anécdota una trifulca que se salió del control, en un partido bastante peculiar que, como el mismo Enrique Meza declaró, fue un total error haber aceptado disputarlo.