Es imposible no voltear a ver la mano de Karim Benzema y ver cómo sacrificó el dedo que se fracturó hace casi cuatro años, para nunca frenar en su sueño hasta llegar a ser el Balón de Oro del futbol mundial.
Todo se remonta a enero del 2019, cuando en un partido del Real Madrid ante el Betis se lesionó el dedo meñique tras un choque con Marc Bartra. El pronóstico inicial era pasar al quirófano y ser baja dos meses. Sin embargo, el “Gato” no quiso parar y prefirió recurrir a un vendaje con férula.
A partir de entonces, comenzó el ascenso de Benzema que por mucho tiempo estuvo a la sombra de Cristiano Ronaldo en el equipo merengue. El problema fue que acabó dicha temporada, se operó pero no dio tiempo a la rehabilitación y otro golpe le volvió a dañar el dedo.
Nuevamente el atacante francés decidió priorizar el buen momento que pasaba, a pesar de tener que jugar vendado cada partido y vivir con el meñique totalmente torcido. Aunque de acuerdo a reportes médicos, sin sufrir dolor.
El “Gato” se convirtió en la máxima figura del Real Madrid en el ataque y la temporada pasado registró los mejores números de su carrera con 44 goles y 15 asistencias en 46 partidos disputados. Además en lo colectivo brilló para la obtención de la Champions League y la Liga Española.
Todo esto con una lesión que ahora se ha vuelto emblemática, ya que hasta la marca Adidas decidió hacer referencia a su vendaje para celebrar que el francés ganó el Balón de Oro este lunes.
Y fue en esta ceremonia en la que Karim Benzema volvió a dejar ver lo mucho que ha sufrido para ser considerado el mejor futbolista del mundo.