Luego de conocer su condena por 75 años por el delito de secuestro, Omar Ortiz Uribe, mejor conocido en el mundo futbolístico como “El Gato”, ha reiniciado por completo su vida dentro de la cárcel de Cadereyta en Monterrey. 

Ortiz trata de superar la vida encarcelado y lo que eso conlleva, como la depresión que sufrió en sus primeros días en el penal.

El exportero fue encarcelado en enero de 2012 por participar en varios secuestros. Su función en la organización criminal era señalar a las probables víctimas, aprovechándose de su buenas relaciones en la sociedad regiomontana.

Gato Ortiz: la caída en la depresión y las drogas

En una entrevista para el periódico Reforma en 2022, el campeón con Rayados de Monterrey en el Clausura 2008, confesó haber caído en una depresión que lo condujo al consumo sin medida de las drogas. 

“Me involucré en los vicios, me hice muy vicioso, muy muy muy vicioso”, narra El Gato Ortiz en la entrevista.

“Fueron más o menos alrededor de tres años en los que participé mucho en el tema de la droga. Al final uno siempre busca un refugio del dolor que uno trae en su corazón y el refugio para mí en esos tres años fue la droga”.

Fue un consumo exagerado de sustancias por parte de “El Gato”, quien declara haber ingerido todo tipo de droga producto de la depresión que lo aquejó en esos primeros tres años, generando en él una actitud violenta.

“Tuve varios conflictos con algunos internos, no mayores. Sí, sí me peleé varias veces, en varias ocasiones. Primero empecé con cocaína, después con mariguana, después con mariguana con cocaína en piedra, revuelta, después con mariguana y cristal, tachas, ácidos, pastillas. Prácticamente todo”. 

El encuentro del Gato Ortiz con Dios 

En marzo de 2017, Ortíz sufrió una golpiza en la prisión de Cadereyta en medio de una trifulca en que la Policía se vio rebasada.

Tras salir del hospital donde fue internado para atender sus golpes, su vida sufrió un giro radical, pues cambió por completo al encontrar a Dios. 

“Después de que regreso del hospital, me meten en un área que es la iglesia católica, ahí nos metieron a todos los que estábamos golpeados porque el edificio se había deteriorado y el otro también había tenido daños”. 

Según recuerda, Ortiz vivió una especie de “revelación”.

“…yo traía en mi mente una hora, y mucho, mucho, mucho una hora. Entonces yo entro a la iglesia y estaban dos Biblias, agarro una y me pongo a leerla, y al momento que la leí, empecé a llorar y sentí que algo entró en mi corazón. A partir de allí, de mi boca nomás salía la Palabra de Dios, y nunca la había leído. De mi boca nada más salía lo que Dios me ponía y nunca yo había hablado de Dios”. 

Cumpliendo la condena sin perder la fe

Con una nueva creencia en la vida, Omar Ortiz pudo enfrentar de mejor forma la sentencia a 75 años en la cárcel.

“Mi primera reacción (a la sentencia) fue: gracias a Dios. Dijo (su abogado): “¿vas a apelar?”, le dije: sí. Y ahí mismo nomás le firmé, apelé y me retiré a dormir. En ese momento, Dios me había cimentado para esa sentencia que me habían dado”. 

Ortiz tenía 35 años al ser sentenciado, por lo que prácticamente pasará toda su vida en la cárcel y hoy quedan lejos los recuerdos de sus logros con Rayados de Monterrey, su participación en Copa Libertadores o las convocatorias a Selección Nacional.

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