Gritos, aplausos, coros, porras, vendas, guantes y protecciones son algunos de los elementos que le dan vida al Festival Olímpico de Boxeo que se lleva a cabo en el salón “Gobernador” ubicado justo en el lado izquierdo del Hotel Real de Minas.
Allí, en un recinto que se adaptó a las necesidades de una competición nacional al contar con tres cuadriláteros a su alrededor, convergen un sinfín de historias de lucha, disciplina y, sobre todo, de motivación para los más jóvenes.
“Ha sido una muy bonita competencia y convivencia que nos está sirviendo para ver nuestros errores, aprender de ellos y corregirlos sobre la marcha para seguir creciendo en todos los aspectos”.
Aquellas fueron las palabras de Luis Arturo Valdez, entrenador con más de siete años de experiencia en una rama que, a pesar de los más de mil 150 kilómetros que recorrió desde su lugar natal (Baja California Sur) hasta el Bajío, es más su pasión por un deporte motivante en su vida.
“Me siento muy orgulloso de ver a mis muchachos arriba del cuadrilátero porque es una dura preparación de dos meses y, verlos allí, de verdad que es increíble. El boxeo es mi pasión y mi estilo de vida: lo amo en serio”.
Uno de sus pupilos es Saulo Mendoza Porras, una joven promesa de apenas 14 años de edad al ya tener una carrera de siete años dentro del ámbito boxístico.
Con una toalla ensangrentada producto de una muy intensa pelea sobre el ring, él sabe de los obstáculos que representa alcanzar un sueño que se cimentó desde sus cortos siete años de vida.
“Sientes mucha adrenalina cuando estás arriba, se te acelera mucho el corazón, pero es parte de alcanzar el sueño que tengo de ser profesional y alcanzar todos los títulos que me proponga”.
Originario de Los Cabos, pero con familia en suelo leonés, Saulo no se ha sentido solo en todo este trayecto de apenas tres días en un territorio que, aunque no suele frecuentar mucho, gusta bastante de pisarlo cada que la vida le permite hacerlo tal y como está sucediendo en este cálido final de abril del 2023.
“Tenerlos a ellos aquí es saber que tengo todo el apoyo de mi familia y que, a pesar de la distancia, no estoy solo en ningún momento”.
Así como Luis y Saulo, existen mil y un historias por contar de entrenadores y jóvenes competidores en una competición que sirve como un enorme aliciente para no desistir en ese sueño en conjunto de alcanzar el profesionalismo y reconocimiento internacional.
Con tres días de intensa competencia por delante, seguirá un ambiente sin igual sobre una de las avenidas más concurridas de la ciudad.