Irapuato, Guanajuato.– ¡La banda de los freseros está de vuelta! Gritos, banderas, bengalas, tambores y trompetas; solos, en familia o acompañados de sus amigos, así fue como los hijos de la mermelada dieron la bienvenida al nuevo equipo del Irapuato FC.

Eran las seis de la tarde en la explanada de la plazuela Miguel Hidalgo, poco a poco se comenzó a pintar de colores rojo y azul por las banderas y playeras de los aficionados de la Trinca Fresera, preparándose para recibir a los nuevos jugadores del equipo fresero.

En seguida se comenzaron a escuchar los tambores acompañados de trompetas y los gritos de la famosa porra “Los Hijos de la Mermelada”, mostrando su apoyo y pasión por el regreso del Irapuato al fútbol profesional, y dando inicio así a la fiesta.

Niños y adultos portando con orgullo la playera del equipo, agitaban las banderas y se unían a la porra.

Pues yo desde niño, desde que me empecé a mover solo ya me iba a apoyar al equipo […] desde niño mi padre me lo inculcó y pues sería son él con el que vendría, pero por trabajo y tiempo pues no pudo, ahora me vine con mi esposa y mis niños.

“Ahora sí que tenemos esperanza, que hagan bien las cosas y que no nos dejen como siempre, esperamos llegar y ganar el campeonato”, mencionó “El Piolín” fanático que llegó al centro histórico junto a su familia usando el anterior uniforme del equipo.

Dieron las 6:45 de la tarde, en el aire se respiraba pólvora de los fuegos artificiales como estrobos y bengalas de colores azul y rojo, dando inicio a su camino hacia la calle Sor Juana Inés de la Cruz, entre el templo del Hospitalito y la plaza de los fundadores, lugar donde presentaron a los jugadores de la Trinca.

En su camino no pararon de brincar, bailar, ondear sus banderas y gritas las porras clásicas, como: “Vamos, vamos, vamos trinca, vamo’ a ganar, que esta porra no te deja de apoyar, yo te sigo a todas partes a donde vas” o “San Blue Demon el Panzón”.

Una vez que la presentación terminó, los fervientes seguidores del equipo permanecieron hasta pasadas las ocho de la noche demostrando que el amor y la pasión por la trinca aún persiste y que la acompañarán a todas partes.

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