Son las cuatro de la tarde con diez minutos del tercer miércoles de noviembre del 2023 y su semblante emana frescura y disposición por seguir adelante en un día deportivo sumamente intenso, aún y cuando el cándido sol de invierno esté en pleno auge antes de su consecuente disolución por la llegada de un fresco atardecer en cada uno de los rincones que erigen a la Universidad de La Salle Bajío.
Justo cuatro horas después del mediodía y a falta de 80 minutos para disputar su segundo y último partido del día agendado en el calendario de tochito bandera femenil, doce apasionadas estudiantes universitarias deciden platicar con Súper Deportivo acerca de su vida deportiva que se aleja de las aulas, las libretas, los libros, las plumas y los pizarrones, al menos, por un periodo de dos tiempos de 20 minutos.
Quien toma la batuta de la plática, tal y como lo hace en la cancha como capitana, es Arantxa Valencia, quien se siente orgullosa de sus compañeras al conjuntar su talento y calidad con el nombre de Las Felinas de La Salle Bajío.
“Cuando empezó el equipo, en su primer año (2019), llegamos al Nacional de CONDDE en Mérida y después de eso, calificamos al Nacional de aquí en Guanajuato, pero llegó la pandemia y pues no se hizo ya. Hemos ganado varias ligas de aquí de León, el semestre pasado fuimos a otro Nacional, hace dos semanas ganamos los Juegos Lasallistas 2023 y hace algunos días el Circuito de Élite Universitario”.
De lunes a viernes, su rutina deportiva marca dos horas de entrenamiento en cada uno de ellos, además del requerido trabajo de gimnasio para mejorar su condición física y rendimiento a la hora de jugar este deporte.
Esto es causante de una labor plausible por la búsqueda de equilibrio entre la escuela y el deporte, donde los hábitos fortalecen su carácter por su constante organización de horarios
“Es llegar como a las ocho a tu casa y te desvelas, algunas todavía usamos plataformas digitales y es muy pesado. En lo personal me desvelo mucho, pero cuando veo que sí es muy larga la tarea si me tengo que ausentar en los entrenamientos”, menciona, entre algunas risas, Josselyn Margules.
Y es que el camino al éxito se basa en una estricta disciplina que, incluso, se pueden tomar como sacrificios al perderse reuniones por los entrenamientos del sábado, levantarse temprano para la preparación matutina y reportar a la pretemporada durante las vacaciones de invierno.
Quien se encarga de todo este proceso con su manejo desde la banca es Roberto Miranda, quien funge como coach desde la creación del equipo hace cuatro años y se dice muy orgulloso por el esfuerzo de todas sus jugadoras.
“No es que me dé el derecho, pero sí me da un poquito de apertura para exigirles que alcancen su máximo potencial. No puedo exigirles menos porque están sacrificando algo tan valioso como es su tiempo. Todas están por gusto, y, por lo mismo, creo que todos los resultados en este poco tiempo han hablado de su forma de juego”.
Parte de esta exigencia ha sido primordial en el fortalecimiento de un trabajo mental que refuerza sus ganas por salir adelante y sobresalir pese a las críticas de “es un deporte para hombres”.
Con México como campeón del mundo de tochito bandera femenil y una pronta adaptación en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 2028, el sueño de llegar a representar a su país está más que latente en cada una de ellas en ese inmenso deseo de la constante superación de estigmas y estereotipos del deporte femenil mexicano.
“Piensan que cuando practicamos un deporte es solo para divertirnos y pasar el rato, pero cuando lo juega el hombre cambia la percepción porque para ellos sí es su vida cotidiana. Cuando tú lo haces no es tan importante como cuando ellos lo hacen”, piensa Mora Solorzano, a quien no le han importado en lo absoluto las críticas.
Aunque existe un crecimiento de este deporte, aún falta la apertura de la misma federación con visorias que les permita demostrarse a todas las deportistas con el sueño de ser seleccionadas nacionales.
Y es que, de acuerdo con su propia experiencia, la situación sigue siendo “muy cerrada” por la obligación de participar con invitación a un torneo federado para poder aspirar a ello.
“No es tan fácil y hay muy poco apoyo, tenemos el de nuestra universidad y el del Gobierno del Estado, pero todavía hay mucha gente que no conoce el deporte o no le ve el futuro aunque ha quedado demostrado que sí, tanto que ya habrá liga profesional en 2024”, resalta Arantxa.
Su labor, que viene cargada con disciplina y compromiso, sigue abonando a la visualización de este deporte en medio de un ambiente de amor reflejado en risas, ‘carillas’ y uno que otro chascarrillo.
Más allá de las peleas que puedan surgir en determinado momento, las doce jugadoras que integran el plantel de Las Felinas de La Salle Bajío en tochito bandera femenil, definen a su equipo en solo una palabra u oración, quedando como resumen que pertenecer a esto es sacrificio; unión; disciplina; pasión; un hogar; una familia; superación propia; ser mejor persona y tener mejores oportunidades.
“Jamás había formado parte de algo y por fin me siento parte de algo en serio, de una familia, de un verdadero equipo”.
Y, en vías de conservar y fortalecer este sentimiento, la charla termina cinco minutos antes de las cinco de la tarde y a tan solo 35 para su último partido del día en la cancha que predispone la Universidad de La Salle Bajío.
Las 12 jugadoras de Las Felinas de La Salle Bajío
- Arantxa Valencia
- Josselyn Margules
- Natalia del Razo
- Mora Solorzano
- Lucy Guerra
- Mía Solorzano
- Ximena Soria
- Geraldine Suárez
- Gabriela García
- Alexa Fernández
- Karen Ramírez
- Cassandra Aguilera
Coach: Roberto Miranda.