La Postemporada, oda a la amistad y a la lealtad, pero también a la traición y a la injusticia.
Nido de nerviosismo, pero también de algarabía y de delirio.
Nido de amor, pero también de odio y de resentimiento.
Nido de felicidad, pero también de tristeza y de rencor.
Hoy, seis días después de recibir un Año Nuevo más en nuestras vidas, la fascinación de los Playoffs se hace presente en una de las ligas más populares de México: la Liga Mexicana del Pacífico (LMP).
Pero fieles a nuestra manía del resultadismo y la magnificación del mismo, no podíamos pasar a la etapa decisiva de la temporada 2023-24 sin antes haber señalado los fracasos de Yaquis de Ciudad Obregón (10.0 puntos) y Sultanes de Monterrey (7.5 puntos), quienes quedaron eliminados de un sistema que premia a los ocho primeros lugares de un circuito que conjunta a 10 franquicias.
¿Por qué mencionarlos? Porque, a su manera, pero también nos dejaron en claro un aprendizaje muy importante: el beisbol, Rey de los Deportes, es un deporte en equipo, y si todos no ‘jalan’ para el mismo lado, llámese directivos, cuerpo técnico o jugadores, todo se irá por la borda.
El sistema nos confirmó que nada es perfecto y todo tiene defectos. Sonará irrisorio e incomprensivo para todos esos creyentes de la justicia deportiva que un equipo que tuvo 35 victorias y 33 derrotas (Charros de Jalisco) y uno más que ostentó 25 victorias y 40 derrotas (Mayos de Navojoa), estén todavía en la pelea por el título sobre uno que fue eliminado con 33 victorias y 35 derrotas (Yaquis).
Pero, oh sorpresa: en la mayoría de las veces, el deporte no es justo y, en esta situación, así es y ha sido siempre el beisbol. Nada de qué sorprenderse.
Como tampoco es situación de sorpresa la ventaja de 3 a 1 que tienen los Tomateros de Culiacán sobre los campeones Cañeros de Los Mochis.
Podrán haber cambiado de mánager y podrán haber presentado uno de los episodios más burdos y vergonzosos de este año con Manny Barreda y su mismo manejador, Alfredo Amézaga, pero los de Culiacán son un auténtico dolor de cabeza cuando se trata de jugar este tipo de cotejos y, a mí parecer, la serie ya está finiquitada.
Situación similar a lo de los líderes Algodoneros de Guasave y los octavos Águilas de Mexicali.
En la temporada, la diferencia entre los dos fue de cinco juegos y eso ha quedado demostrado sobre el diamante con unos fronterizos que no se achican y pelean hasta que cae el out número 27.
Los Águilas estuvieron dos juegos abajo en la serie, pero en Mexicali, frente a su gente, la situación ha sido distinta, y con un juego de beisbol gratis incluido durante el desarrollo del tercero, han dicho presente en la serie con una actuación sobresaliente de su receptor Xorge Carrillo, quien lidera, junto a Alex Liddi de Venados, el departamento de carreras impulsadas con cinco en cuatro juegos.
Misma situación de toma y daca se ha presentado en la serie entre Charros de Jalisco y Venados de Mazatlán, quienes están empatados a dos juegos con un desarrollo de auténtica Postemporada.
Benjamín Gil dejó en claro su valía como manejador al ganar dos juegos al hilo tras iniciar perdiendo en Mazatlán, pero Luis Carlos Rivera, aquel que hizo competir a los Bravos de León en sus primeras temporadas de regreso y que sobrevivió a los problemas de los Rieleros de Aguascalientes en el verano, demostró su carácter desde el dugout y dejó en claro que la palabra ‘miedo’ no existe en su vocabulario.
Donde la lógica se ha impuesto es en la serie entre los Mayos de Navojoa y los Naranjeros de Hermosillo.
Mayos ha intentado y logró emparejar la situación con su victoria en el segundo juego, pero es indudable de la calidad y el temperamento que impera en los Naranjeros al jugar este tipo de partidos. Con dos victorias por la mínima, se pusieron al son de un triunfo para avanzar a la siguiente ronda.
Parece que, al final, el beisbol no suele ser tan injusto, aunque solo es eso: un simple parecer…
La fascinación
Es un deleite esta fase y más en un circuito tan competitivo como la LMP.
Aún falta camino por recorrer y, sea del equipo que seas, no debes de olvidar una cosa: disfrutar, ya sea con el gozo de la victoria o con el sufrimiento de la derrota.
Al final, esto es beisbol, un simple juego de pelota, sí, pero que guarda consigo un sinfín de sentimientos por encontrar y experimentar.
Es analogía de la vida misma.
Y como digo siempre…
Bendito beisbol.
-El Dugout del Gabo.