Hace 24 años, Necaxa maravilló a todo el globo terráqueo por su sorpresiva actuación en el Mundial de Clubes.
Con un plausible tercer lugar, los Rayos, que en aquel entonces eran dirigidos por el capitalino Raúl Arias, firmaron una de las mejores participaciones de un equipo mexicano en dicho certamen, pues quedaron arriba del Real Madrid compuesto por figuras de talla mundial como Fernando Hierro, Fernando Morientes y Raúl González.
Pero aquella historia no hubiera sido posible sin el extraordinario inicio ante el Manchester United de Alex Ferguson, quien estuvo cerca de arrancar con el pie izquierdo su participación en el torneo.
El juego
Fue el jueves 6 de enero del 2000. Los Red Devils, actuales campeones de la Champions League, se enfrentaron a los Rayos del Necaxa, vigentes monarcas de la Concacaf Liga de Campeones.
Sobre el césped del mítico Maracaná, aquel que fue escenario del legendario triunfo de Uruguay en el Mundial de Brasil 1950, ambos clubes se enfrentaron con la misión de afianzarse en uno de los dos grupos de cuatro equipos que se conformaron en la primera ronda.
En la previa del juego, todos creían que la lógica sería el sello característico con la victoria del equipo de la Premier League sobre el de la Primera División de México sin saber que, durante 74 minutos, aquello resultó irrisorio.
El cronómetro marcaba los 13 minutos con siete segundos cuando una falta se marcó a escasos metros de la media luna a favor del cuadro mexicano.
Markus López, Alex Aguinaga y Cristián Montecinos se aglomeraron en ese tiro de falta. Mientras la barrera de más de siete hombres se acomodaba, Aguinaga iniciaba con la danza del engaño con su acercamiento sutil hacia el esférico pretendiendo ser el rematador.
Aquello solo fue un recurso del ecuatoriano, quien dejó la mesa puesta para Montecinos. Sin tomar mucha distancia, el chileno sacó un zurdazo perfecto y preciso que dejó petrificado a Mark Bosnich, que se convirtió en un espectador más de aquel golazo que pegó directo en el ángulo derecho del arco.
A los catorce minutos con 10 segundos, las redes se movieron y los gritos de gol resonaron en todo el mundo. Levantando los brazos y señalando a su cabeza, Cristian corrió hasta la banca para festejar el gol con sus compañeros.
Nadie lo podía creer. Necaxa, el modesto equipo mexicano, le estaba pegando al de Inglaterra replegado de estrellas como Ryan Giggs, Gary Neville y David Beckham.
El juego estuvo cerca de ser una oda auténtica de David contra Goliat, pero un penal fallado de Aguinaga al 47’ complicó el cometido, aún y cuando Beckham fue expulsado al 43’ por un tachonazo sobre José Millán y Dwight Yorke también falló desde los once pasos al 57’ gracias a la atajada de Hugo Pineda.
Al 88’, un recién ingresado Ole Gunnar Solskjaer controló una pelota de aire precedida de Giggs, quien permitió el tiro centro de derecha del noruego, quien encontró al trinitense York para redimirse con un pase a la red con la derecha ante la falta de comunicación defensiva del rival y la tardía reacción de Pineda bajo los tres palos.
Para el recuerdo
Aún y cuando más de dos décadas se hayan cumplido, el recuerdo sigue nítido y fresco para cada uno de los aficionados, no solo de los Rayos, sino del balompié mexicano en general.
Tras ese juego, los de Arias ganaron 3 a 1 ante el South Melbourne de Australia y perdieron 2 a 1 frente al Vasco da Gama de Brasil.
Sin embargo, terminaron como segundo de su grupo con cuatro puntos y avanzaron a la siguiente ronda, donde ganaron en penales 4 a 3 frente al Real Madrid para quedarse con el tercer lugar.
Por su parte, el United de Ferguson se fue eliminado en la primera ronda al ser quinto lugar del mundo con apenas una victoria en tres juegos.