Cada fin de semana, entre viernes y sábado, se entrelazan dos mundos cortos pero distintos. Son realidades que se unen y fortalecen a través de una circunferencia de entre 68 y 70 centímetros. 

Los campos tierrosos que erigen la Unidad Deportiva Luis I. Rodríguez son invadidos por un cúmulo de tachones que se transforman en sueños y evolucionan a realidad. Allí, entre las decenas de equipos que conforman la Liga León AM, está uno que aboga por corromper paradigmas, derribar estereotipos e instaurar reales ilusiones en niños y jóvenes. 

Dynamo, que es acotación de la expresión (máquina) dinamoeléctrica, se complementa con el Futbol Club (FC) y es el nombre de una escuela de talentos que lucha por obtener la gloria contra lo imposible. Y es que sin importar los poco más de 30 kilómetros que dividen los Estados guanajuatenses de su lugar de origen, Silao, y su lugar de competencia deportiva, León, Omar Silva, quien es director y profesor de la escuela formativa, no conoce limitaciones. 

Foto: Cortesía.

Él, como muchos otros jóvenes en México, llegó a ser parte de las fuerzas básicas de un equipo de la Primera División. En su caso en específico, se trató de los Tecos de la Universidad Autónoma de Guadalajara (UAG), con quienes inició a los cinco y terminó a los 12, pues fue a probarse a los extintos Monarcas Morelia. Sin embargo, el proceso, complicado y, hasta cierto punto, agobiante, lo orilló a dejar de lado su sueño profesional, más no el de seguir ligado al futbol amateur. 

“Siempre queremos conectar con los niños, ver cómo van creciendo y seguir con ese buen paso. En lo colectivo, vamos por muy buen camino, justo cumplimos un año (22 de marzo) como academia y nos sentimos orgullosos de haber ganado cuadrangulares y quedar quintos en nuestro primer torneo oficial”. 

Priorizando la formación sobre los resultados, Omar se expresa, con felicidad, de su presente. Por primera vez en la corta historia de la academia, disputan la Liga León AM dentro de dos categorías: 2012-13 y 2014-15. 

“El autobús nos sale barato y no tenemos problema con los traslados y, en parte, es gracias al esfuerzo y apoyo de los padres de familia. Tenemos una sinergia muy buena y solo esperamos que ellos sigan aprendiendo en cada partido y viaje que hagamos”. 

Cambiar la historia, salir de lo común y fortalecer el sueño de llegar a la Primera División es el objetivo de Omar Silva y sus compañeros, quienes se han encargado de detectar talentos como el portero Gallito, de apenas cuatro años, quien llegó sin saber siquiera tocar una pelota; y el delantero Matías, de seis años que brilla y con creces con dos goles en su último partido. 

Sin olvidar la mentoría de Javier Huerta, ex jugador del Unión de Curtidores, se despide con una consigna que refuerza el ideal de la escuela de talentos. 

“En Dynamo no hay límites. Aquí hacemos cosas diferentes y muy buenas, que se salen de lo establecido. Es alcanzar la gloria contra lo imposible”. 

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