Detrás de todos los deportistas que estarán en los Juegos Olímpicos de París, hay una historia llena de disciplina y compromiso. 

Una de las bondades del deporte radica en ser para todos los que lo quieran practicar, sea cual fuere la disciplina. En ese sentido, podemos afirmar que el sueño olímpico está a la disposición general. 

Es cierto que existen factores significativos que se deben cumplir para convertirse en un atleta olímpico. Los primeros pasos se dan al tomar la decisión de practicar un deporte, sentar las bases a través de una escuela de inicio y tomar el gusto por la actividad física como parte de la formación personal.

Bajo un entorno que propicie la práctica deportiva, es vital el impulso por competir. En este punto, podemos citar a los atletas que hoy en día representan a León y a Guanajuato en los Nacionales CONADE, por ejemplo.

Ganar una medalla en este tipo de eventos o la experiencia misma de haber participado, le abren al deportista la puerta al alto rendimiento y es aquí donde su vida tiene que enfocarse hacia la excelencia deportiva.

Estar en el alto rendimiento es un mundo aparte en el que se trabaja física y mentalmente cada día y a toda hora para llegar a la máxima capacidad y así poder ganar una competencia o dar una marca para calificar a la justa deportiva más importante que une al mundo.

Los especialistas afirman que el proceso para clasificar a unos Juegos Olímpicos tiene una duración promedio de 12 años de práctica continua que le permita al atleta perfeccionar la técnica de su deporte, ajustar la táctica y fortalecer su mentalidad.

En mi experiencia como gestor deportivo he tenido la oportunidad de ver el complicado recorrido que, prácticamente desde niños, han hecho varios de los atletas guanajuatenses que nos han representado en Juegos Olímpicos. 

Efectivamente, es de admirar la dedicación y, sobre todo, la tenacidad con la que superaron caídas y decepciones en las que milésimas fueron la diferencia entre ser olímpico y no serlo.

No hay tiempo para relajarse. Lo dicta el lema ‘Citius, altius, fortius’ (más rápido, más alto, más fuerte), mismo que se ha convertido en la inspiración de todo atleta que se apega al espíritu olímpico para cumplir con sus objetivos deportivos de la mejor forma posible.

Para todos los jóvenes deportistas que sueñan con estar en unos Juegos Olímpicos, la pregunta es: ¿vale la pena un esfuerzo de tantos años?

Claro que sí. El escenario olímpico es único y un deportista olímpico lo es para siempre.  

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