Simone Biles es una gimnasta inigualable. Incluso cuando no llega a la perfección.
La estrella estadounidense superó a la brasileña Rebeca Andrade durante una tensa final del concurso completo individual de París 2024.
El total de 59.131 de Biles aventajó por apenas un punto los 57.932 de Andrade, uno de los resultados más reñidos de la estadounidense en una gran competición internacional.
Biles inclinó la final con un destacado ejercicio de suelo, tal y como lo hizo en la final por equipos.
Fue su segundo oro en París y el sexto de su trayectoria olímpica.
Sunisa Lee, la campeona de los Juegos de Tokio hace tres años, se llevó la presea de bronce tras haber lidiado en los últimos 15 meses con problemas renales que comprometieron su participación en París.
Biles y Lee acabaron fundiéndose en un abrazo.
El margen de victoria fue el más estrecho desde que Biles conquistó el tercero de su cifra récord de seis campeonatos mundiales en 2015.
Entonces era una adolescente. Ahora es un ícono.
Vuelve por su trono
La coronación de Simone Biles en la prueba más importante de la gimnasia olímpica se da tres años después del colapso mental que sufrió durante los Juegos celebrados en Tokio.
En aquellos Olímpicos, Biles se retiró con “sólo” dos medallas, afectada por problemas mentales que le hicieron dudar durante sus rutinas y que generaron un movimiento mundial en torno a la salud de los deportistas.
Estuvo retirada de las competencias durante alrededor de dos años, pero volvió justo a tiempo para clasificarse hacia París y desde el primer día fue una de las figuras con más atención, notablemente tranquila y feliz, al parecer sin las presiones que tantos problemas le dieron.
En 2016, cuando ganó su primer All Around olímpico en Río de Janeiro, era una estrella deportiva que asombraba por sus piruetas. Hoy, bicampeona olímpica, es una figura mundial más allá del deporte, alguien capaz de influir en sus compañeros atletas y en la sociedad en general.
*Con información de Néstor Galindo.