Daniel Vargas ya no es el mismo. Mantiene sus convicciones a flote e irradia su distintiva cordialidad a kilómetros de distancia, pero ya no es el mismo. Ese muchacho de 14 años de edad, que vivía en el Barrio de los Reyes junto a su tío y cargaba cubetas llenas de ‘bolis’ para dárselos con amabilidad a todos y cada uno de los participantes del Maratón Independencia, vive y goza su presente en una etapa de consumación que muy pocas veces suele alcanzarse.
Hoy, como entrenador de un grupo de más de cinco corredores que buscan superarse a sí mismos con su mentoría, recuerda su etapa como maratonista leonés en la competencia de casa que, a su vez, es la más longeva de toda la República Mexicana con 44 ediciones.
“Mi destino ya estaba escrito”, es como describe una carrera que comenzó a gestarse en 2008, cuando después de ponerse metas que involucraban distancias de 20, 25 y 30 kilómetros, corrió su primer Maratón León.
“Llegué al quinto lugar y debuté con dos horas y veinte minutos. Desde ese día, me di cuenta de que tenía mucha madera para correr un maratón y, de verdad, mi vida cambió”.
Un año después, se dio cuenta de una sequía importante: la de 11 años sin que un leonés ganará el maratón de su ciudad. Motivo de superación personal y colectiva, Daniel se propuso a romper dicha marca en la edición del 2009. Sin embargo, un punto de quiebre, que no lo hizo rendirse, cambió por completo sus planes.
“Fui puntero del Maratón León hasta el kilómetro 37. Por el Panteón San Nicolás me empezaron a dar calambres, y me paré. Me pasó el tlaxcalteca Hugo Romero y después me pasó un keniano.
Me ayudaron a recuperarme y me paré como pude. Seguí corriendo y todavía alcancé el tercer lugar y me quedé con ese amargo sabor de boca”.
Pero el mismo sabor, que agobia pero a la vez motiva, se disipó un año después.
En 2010, con la clara encomienda de romper esa marca negativa para su ciudad, se concentró totalmente en lograr su cometido.
Junto a su hermano, Gualberto, se concentraron por completo con campamentos en Toluca, donde vivieron un oasis deportivo que, muy probablemente, jamás volverá a existir.
“Teníamos que meterle todo el empeño y sacrificio. Se persigue un sueño y así lo hicimos. Recuerdo que llegamos a León un viernes, luego el sábado que fui por mi registro, Alejandro Ramírez (Q.E.P.D), quien era director de Comude, me dio toda las facilidades de quedarme en un hotel justo enfrente de Poliforum León, que es donde estaba la salida y meta”.
La misión se cumplió. Justo un mes después del nacimiento de su hija, Daniel Vargas, junto a su hermano Gualberto, hicieron el 1-2 para León en el evento de casa.
Entre aplausos y porras, Daniel no lo podía creer, pero lo había logrado, gracias a un tiempo de 2:19:25 que logró cronometrar sobre lugares emblemáticos de la ciudad.
Ahora, ese recuerdo, que sigue vigente por ser el último leonés en ganar el Maratón León, se ejemplifica desde sus entrañas con un peculiar brillo en los ojos.
Sobre distintas pistas de tartán, ya sea la del Macrocentro León 1 o la de la Deportiva del Estado, Daniel se reúne, de lunes a viernes, con un grupo de corredores que confían en su leyenda para salir adelante en el mundo del atletismo.
“Me encanta esta nueva faceta de entrenador porque me doy cuenta de que sigo un ejemplo para las personas. Me sorprende, pero es una verdad que me reconforta porque me da las armas suficientes para seguir orientándolos”.
Retirado de las competiciones profesionales, tras una carrera que se erige como gloriosa, al asistir a dos Juegos Olímpicos en Londres 2012 y Río 2016, el maratonista local aclara que correrá la ‘Fiesta del Bajío’, pero de una forma diferente.
“Correré los 21 kilómetros, pero orientando a la mayoría de mis alumnos, porque ellos confían enormemente en mí y tengo que responderles de la misma manera”.
Entre chascarillos y comentarios de motivación, Cristina Sillas, Alejandro Martínez, Ramses Bernaldez, Mario Rodríguez, Evan Bernaldez, Eduardo Olmedo, Karla Ramos, Guillermo Espinosa, Irving Velázquez, Liliana Rodríguez y Mauricio Dorantes, disfrutan de una mentoría indescriptible.
“Te motiva porque él fue olímpico y te da esa confianza. Te guía, quiere que estés sano y siempre quiere lo mejor para ti. Yo, con él, he mejorado mis tiempos en los cuatro maratones que he corrido y es una satisfacción enorme”, dice Irving Velázquez.
Así, con una nueva faceta, en la que se conjuga experiencia con satisfacción, Daniel Vargas estará presente en la edición 44 del Maratón León, siendo su figura, una de las más icónicas del deporte leonés en toda su historia.