No tienen número. No tienen la playera del evento. No tienen el kit de corredor. Mucho menos, tienen los lentes fotográficos encima de ellos. Sin embargo, sin su presencia, el trayecto sería soso y un poco más difícil de completar.
Ellos, por mera voluntad y convicción, también han sido parte de todas y cada una de las 43 ediciones del Maratón León. Hoy, domingo 22 de septiembre del 2024, en plena escritura de la historia de la número 44, no es la excepción.
Me emociono tanto que también quisiera meterme a correr”. Así, con pupila emocionada y brazos en constante movimiento, se expresa Óscar Chávez. Él, al igual que todos los participantes de los 10, 21 y 42 kilómetros, vive un día especial: cumple un lustro de experiencia siendo voluntario de esta competencia.
“Ver a la gente correr, que te respondan con una sonrisa cuando les echas porras, te emociona un montón. Además, compartir con mis compañeros, es también gratificante”.
Gratitud. Esta es, quizá, la palabra que mejor describe sus acciones, sin importar la manera en la que aporten. Por ello, el caso de Cristian Anguiano es tan particular.
Mientras el amanecer florece, su emoción crece. Tiene experiencia en 11 maratones, pero solo dos han sido los de la ciudad en la que hoy se emociona con incesantes gritos de apoyo.
No, no solo está feliz por la primera victoria de su Club León en el 2024. Aquello trasciende a una incommensurable emoción.
Yo correría, pero la verdad entrené poco y decido mejor sentir esta emoción de verlos y echarles porras para que sigan apoyando”.
En ese momento, mientras el Maratón León comienza a gestarse con historias de resilencia y superación en el trayecto, ‘Cris’ solo espera el momento adecuado para salir a bordo de su bicicleta, recorrer la ruta hasta el kilómetro 30 y comenzar a regalar chocolates y sodas de mínimos mililitros.
Me encanta hacer esto porque sueles ver que la gente ya va un tanto desanimada y tú puedes ser esa vía de motivación para que sigan adelante”.
Y es que, si algo ha quedado a lo largo de cuatro décadas, es que el Maratón León, desde esa añeja concepción en 1980 como Maratón Independencia, es espacio de catarsis. Esto último suele orillar un cambio de visión tan penetrante que motiva a experimentar lo nuevo y desechar lo obsoleto.
Esto último puede ser bien ejemplificado en el caso de Laura Sánchez. Madre de Fernanda, vive a flor de piel su segunda competencia regalando hidratación a quien quiera y necesite.
Desde que mi hija entró al atletismo en julio del 2023 me comencé a adentrar cada vez más en este tipo de eventos. Como a ella le emociona todo esto, yo la acompaño y la incentivo”.
Después de una pequeña desmañanada, el ánimo ya no decae, y en ese tramo, donde se erige el emblemático Malecón del Río de los Gómez, sus gritos y palmas son parte de una labor discreta pero muy importante y funcional.
Siendo parte de ese último empujón que provoca las lágrimas, los gritos y las sonrisas por haber cruzado la meta de una competencia internacional, los voluntarios son esa clase de ángel de la guarda innato y esencial que siempre necesitará una competencia como el Maratón León.
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