Sigo sin creerlo. Sigo negándome. Sigo incrédulo. Sigo reticente. Sigo decepcionado.
Busco explicación, pero solo obtengo más decepción. La respuesta ya la sé, pero me rehúso a creerla. Ilusamente, tengo todavía cierta esperanza, pero esto ya se acaba.
El abolengo se va. La tradición ya no importa. El rescate se desecha. Y, en medio de todo esto, el dinero es el que gana e impera.
Los Atléticos ya no jugarán en Oakland. Y duele decirlo, pero es así. Es la crónica de una muerte anunciada desde hace mucho tiempo, sin embargo, cala en lo más hondo.
Después de 57 temporadas, agobiados por el constante maltrato de sus dueños, la situación se comenzó a convertir en un efecto dominó que terminó por romper la relación entre fanaticada y organización.
Por cuarta ocasión consecutiva, es una temporada perdedora para los A’s. Con récord de 69-90, se despidieron de lo que hubiera sido una historia de cenicienta con su presencia en la postemporada. Sin embargo, esta vez se demolió algo más que la esperanza de alcanzar los playoffs. Se demolieron risas, llantos y vítores.
A pesar de la enorme tradición que se edificó en la ciudad, John Fisher, dueño del equipo desde el 2005, no logró llegar a un acuerdo con Oakland para construir un estadio acorde a la modernidad que exige el paso del tiempo en las Grandes Ligas.
Quizás frustrado e imposibilitado, el hombre de 63 años de edad tomó una inesperada y polémica decisión en noviembre del 2023: mudar la franquicia hacia Las Vegas.
Aunque se tendrá una estadía temporal de tres temporadas en Sacramento, California, el equipo terminará adoptando Las Vegas como su nueva casa en 2028, que es cuando se planea que su nuevo hogar esté terminado.
“Sé que hay una gran decepción, incluso amargura. Aunque me gustaría poder hablar con cada uno de ustedes individualmente, les puedo decir esto desde el corazón: lo intentamos.
Quedarnos en Oakland era nuestro objetivo, era nuestra misión, y no pudimos lograrlo. Y por eso, lo siento, sinceramente”, dijo el dueño en una carta que fue retomada por ESPN.
El hubiera no existe y eso lo sabemos todos, pero esto simplemente se pudo evitar… y nadie quiso hacerlo.
El propio dueño se equivocó en distintas razones y ahora, por sus acciones, tienen que pagar leales fanáticos que, en el último juego ante los Rangers de Texas que ganaron 3 a 2, estuvieron presentes por la nostalgia que presentó estar en el último juego de su Coliseo y no necesariamente por una afinidad con la actualidad del equipo, el cual sufrió el menosprecio de los dueños.
Desde el 2005, que Fisher adquirió el equipo, las cosas se comenzaron a poner oscuras. Tan solo en esa primera temporada, el equipo tuvo un récord de 88-74 y se quedó a tres juegos de clasificarse a la siguiente ronda.
En 2006 las cosas cambiaron un poco. Ganaron el Este de la Liga Americana con récord de 93-69, pero se perdieron la Serie por el Campeonato de la Liga Americana, al ser barridos por los Tigres de Detroit.
En 2007, comenzó la debacle. Tuvieron récord perdedor de 76-86 y ocuparon el penúltimo lugar de su división.
En 2008, las cosas se repitieron, aunque ahora tuvieron una marca de 75-86; es decir, una victoria menos que los mantuvo en el penúltimo puesto.
En 2009, cayeron hasta el sótano con una marca de 75-87.
En 2010, se recuperaron, pero no fue suficiente. A pesar de alcanzar el subliderato de su división, volvieron a quedarse fuera, al jugar para .500: 81-81.
En 2011, repitieron la situación. Aunque quedaron penúltimos, la temporada volvió a ser frustrante: 74-88.
En 2012, se repuntó. Quedaron líderes de su división con marca de 94-68, pero perdieron en la Serie Divisional contra los Tigres de Detroit, que los derrotaron 2 a 3 en cinco juegos.
En 2013, la inercia siguió. El liderato se mantuvo con récord de 96-66, pero de nuevo se toparon con pared. Los Tigres de Detroit los volvieron a derrotar con tres victorias en cinco juegos.
En 2014, se clasificaron al juego de Wild Card, al terminar segundo lugar con 88-74, pero en ese único juego, se marcharon con unos Reales de Kansas City que, a la postre, serían subcampeones de la Serie Mundial.
En 2015, una nueva debacle. Con 68 victorias y 94 derrotas, se ubicaron como sotaneros de su división y no hubo alguna esperanza de repuntar.
En 2016, la historia se repitió. El equipo volvió a ser el peor del Este de la Americana con un récord de 69-93.
En 2017, lo mismo. Atléticos se consolidaron como la peor escuadra al volver a terminar sotaneros con marca de 75-87.
En 2018, una ligera esperanza. 97 victorias y 65 derrotas les dieron el subliderato y la clasificación al Wild Card, pero se fueron con derrota ante los Yankees de Nueva York.
En 2019, otro esbozo. 97-65 fue el récord que los catapultó de nuevo a la Serie por el Comodín de la Liga Americana, pero tampoco supieron jugarlo y perdieron en casa ante las Mantarrayas de Tampa Bay.
En 2020, la corta temporada por la pandemia les dio la chance de embalar y liderar su división con marca de 36-24. Aunque derrotaron 2-1 a las Medias Blancas -otro bochornoso equipo-, cayeron en la Serie Divisional contra los Astros de Houston -lo lógico-.
En 2021, ahora sí el bache. 86-76 y fuera de postemporada.
En 2022, fuera de postemporada con el sótano de la división y un histórico récord de 60-102.
En 2023, de nuevo en el sótano con otra histórica -para mal- temporada, gracias a una marca de 50-112.
Y aunque en 2024 las cosas no fueron casi al acabose, sí fue inconsistente. Las cosas empeoraron y esto, solo por una razón: la falta de interés y el menosprecio de los dueños.
En estos últimos años, podemos rescatar algunos peloteros emblemáticos, pero la verdad es que el roster, salvo algunas excepciones, se volvió incompetente e inoperante ante el poderío de los Astros de Houston y, esporádicamente, de los Rangers de Texas.
Al beisbol se le debe tener cariño, sino, él solito se encarga de hacerlo pagar caro.
Pero lo que no se vale y lo que, lamentablemente, sucedió en esta ocasión, es que los aficionados sean los daños colaterales de las decisiones de los de pantalón largo.
Los Atléticos pasarán a solo llamarse así: Atléticos, sin otro sobrenombre que haga hincapié en su ciudad sede.
Triste. Soez. Vergonzoso. Frustrante. Impotente. Una situación que rebasa a propios y extraños.
Y es que todos lo sabemos: los Atléticos ya no serán lo mismo sin Oakland.
Les han quitado el alma.
PD: OJO, mucho OJO a lo que pasará el lunes con esa doble tanda en Atlanta. Mets y Bravos. Último boleto a postemporada. Fracaso o sorpresa. Ya veremos qué sucede, pero sin duda, sacarán chispas…
-El Dugout del Gabo.