Tras dos años de ausencia por la pandemia de COVID, la adrenalina y valentía se volvieron a sentir en la avenida México de Santiago Tulantepec con la tradicional Santiagada, que reunió casi ocho mil espectadores este lunes 25 de julio.
Gran parte de la céntrica arteria se convirtió en una auténtica plaza de toros con el regreso de la Santiagada, que consiste en la suelta de bureles en dicha vialidad para que la recorran hasta encontrar a su paso personas que espontáneamente los quieran torear.
La cita fue pactada a las 12:00 horas. Sin embargo, desde muy temprano, incluso una noche antes, los habitantes de zonas aledañas comenzaron a colocar gradas improvisadas con tablas y andamios para no perderse el espectáculo desde la seguridad de las alturas.
Al arribar, dos letreros fueron los que más llamaban la atención, donde la alcaldía advirtió que no se hacía responsable de cualquier daño que sufrieran las personas en el evento, ya que la participación era voluntaria.
Y todos los espectadores se detuvieron unos segundos para leer el segundo aviso, el cual estipuló que aquellos que se vieran envueltos en una riña en la zona y durante el evento, serían objeto de una multa de 9 mil 600 pesos.
¿LOS TOROS DESDE LA BARRERA?
Ya con esas dos consignas bien presentes, los asistentes se dispusieron a buscar la grada más cercana o la que mejor protegiera del sol, algunos otros desde la comodidad de su azotea presenciaron el espectáculo y solo los más valientes desde el ruedo improvisado, toreando a su suerte.
Tras 40 minutos de demora, la Santiagada 2022 inició: ocho toros de procedencia michoacana esperaban salir a batallar con los presentes, de uno en uno en los primeros minutos, después fueron liberados dos, hasta que cada pasillo contó con la bravura de cuatro animales que iban de los 200 hasta los 400 kilos de peso.
“Ese pinto se ve bravo”, “yo no me meto aunque me paguen”, eran de las frases más escuchadas entre los espectadores que observaron cómo las y los valientes, así como alguno que otro pasado de copas, entraban al asfalto cubierto con aserrín para esperar el paso de los astados.
Para algunos la única salvación era treparse al muro de contención improvisado, que no era más que dos o tres maderas atravesadas que protegían las casas y a otros concurrentes al evento realizado en honor a Santiago Apóstol.
Otros más, con todo y capote o muleta y sus banderillas, convirtieron el reducido espacio en su ruedo, pues toreaban al animal como si fuera la monumental plaza de toros, por lo que gritos de “ole” y el aplauso del público no se hicieron esperar.
EL JOLGORIO CONTINUÓ
Después de dos horas o un poco más, uno a uno, los toros fueron enlazados para guardarlos nuevamente en las cajas metálicas donde eran transportados y así finalizar el evento extremo para dar comienzo al jolgorio de los presentes, quienes se dispusieron a bailar al calor del sol y las copas, en la calle donde minutos antes corrían despavoridos ante los bovinos.
Como saldo, el retorno de la Santiagada dejó ocho personas lesionadas. De acuerdo con la información de los organizadores, dos de ellas incluso tuvieron que ser trasladadas para recibir atención médica especializada.
Al menos una de las personas lesionadas, una mujer, tiene una lesión mayor debido a que cayó fuertemente sobre su espalda tras perder el equilibrio en el retén donde estaba sentada, luego de ser jalada de la ropa por un hombre que momentos antes fue embestido por uno de los toros durante el festejo.
La asistencia fue poco menos de la mitad de lo esperado, pues mientras que en 2019, último año en que se llevó a cabo la suelta de los animales para ser toreados por espontáneos, fue de alrededor de 17 mil personas, para esta ocasión los cuerpos de Seguridad Pública, Protección Civil y Atención a emergencias calcularon que no hubo más de ocho mil asistentes.