La noche del lunes se ofreció la eucaristía por el sexto aniversario luctuoso de quien fuera el primer arzobispo de la arquidiócesis de Tulancingo, monseñor Pedro Aranda-Díaz, en la catedral metropolitana.

Miguel Dorantes fue el sacerdote que la ofició e hizo un rezo especial junto los feligreses frente al sepulcro que se ubica en el ala izquierda del templo, de quien dijo fue amor e hizo todo por dar lo mejor de sí, mientras que el coro familiar interpretó una melodía de su autoría: “Don Pedro Aranda-Díaz Muñoz, gracias por ser guía, obispo y pastor”.

A monseñor se le recuerda con paso alegre, saludando solo por las calles, su figura delgada, calzando huaraches, vistiendo pantalón de mezclilla y una camiseta calada.

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