Adriel Moreno Mejía cumpliría 12 años el próximo 2 de abril, pero sus familiares llevan su cuerpo dentro de un ataúd blanco para enterrarlo en el panteón de Santiago de Anaya.
“Siempre me pedías permiso hijo, tienes todo el permiso, ve con Dios, vuela alto”, dijo Obed Moreno Salvador, su padre.
Suben globos blancos y desciende el féretro. Colocan lozas de concreto, después tierra y luego flores adornan la tumba donde destaca un balón de fútbol y una cartulina blanca con letras negras: “Exigimos justicia por Adriel”.
Niños con uniforme escolar permanecen frente a la tumba de su compañero; este jueves la escuela primaria Benito Juárez permaneció cerrada.
SEÑALA AL DIRECTOR Y MAESTRA
Obed Moreno Salvador negó que su hijo haya muerto derivado de un accidente en la escuela primaria Benito Juárez, en la comunidad El Xitzo y agregó que a su niño lo mataron a golpes, por lo que exige justicia y responsabiliza al director, a la maestra de dicho centro educativo y a dos alumnos.
Este jueves fue el sepelio de Adriel Moreno Mejía, quien falleció en el Hospital General de Actopan luego de cinco días de convalecer lesiones que previamente le causaron muerte cerebral.
El cortejo fúnebre salió de la comunidad El Xitzo, pasó frente a la iglesia de Santiago de Anaya hasta llegar al camposanto del municipio, donde familiares y amigos dieron el último adiós a Adriel Moreno Mejía.
“Mi hijo estaba bien, no tenía nada. Eso que le hicieron fue un asesinato, no fue un accidente”, dijo Obed Moreno Salvador.
LO EMPUJARON
Ante el ataúd blanco donde permanecía el cuerpo de su hijo, Obed Moreno Salvador descartó que muriera derivado de un accidente, sino que fue asesinado.
“Dos alumnos fueron los que lo empujaron, sus padres ni siquiera tienen la cara para acercarse”, dijo.
El director “agarró a mi hijo, a pesar de que se estaba retorciendo de dolor, lo levantó y lo empujó a su camioneta de una manera agresiva”.
GOLPE MUY FUERTE
Relató que los doctores detectaron en su hijo un golpe muy fuerte que le ocasionó un derrame cerebral. De inmediato lo llevaron a Pachuca, donde los neurólogos ya no quisieron intervenirlo.
“Mi hijo en un lapso de menos de 40 minutos ya tenía un 95 por ciento del cerebro lleno de sangre”.
Tenía la clavícula dañada y empezó a arrojar sangre por la boca en los días que estuvo internado en el hospital de Actopan, porque fue golpeado en el estómago.
“Queremos justicia para mi hijo. Estaba bien, no tenía nada; eso que le hicieron fue un asesinato, no fue un accidente”.
Anteriormente, la Secretaría de Educación Pública de Hidalgo (SEPH) señaló en un comunicado de prensa que el menor de edad sufrió una caída; sin embargo, los familiares acusaron que fue agredido.