Por redes rebotaron un mensaje de la secretaria de Gobierno de Guanajuato, Libia García, donde camina por San Miguel de Allende con un bello atuendo color negro con rosa mexicano. Pasea por la ciudad con el fondo de la parroquia del Centro Histórico. Le sigue una alegre canción silbada que marca el ritmo de sus pasos.  Enmarca el video una sonrisa agradable de una señora joven y guapa. 

Al final del video toma un barquillo que muestra a sus seguidores de Facebook y cierra con el sello de Gobierno de Gto y la Secretaría de Gobierno. El mensaje debajo del video dice: “San Miguel De Allende es una de las ciudades más bellas que tenemos en el Estado, llena de colores y tradición. Es el lugar perfecto para que disfrutes de la tarde en la plaza con tu familia y pruebes un delicioso…”. 

Hace un año, recién nombrada al cargo político más importante del estado después del Gobernador, comenzó a difundir en redes actividades triviales para los ciudadanos. Sus festejos familiares y banalidades propias de una chica adolescente. Tareas distintas a la responsabilidad que tiene su dependencia con la seguridad pública, la relación entre Estado y municipios, el buen gobierno del registro público de la propiedad y el notariado, como ejemplos. 

Por esa época comentamos con un alto funcionario que eran ridículos sus desplantes de frivolidad ante la grave situación del estado. Antes de recurrir a la crítica directa parecía prudente advertir lo fársico de sus presentaciones personales. Hasta que llegó el helado que combinaba con su atuendo en San Miguel. Ahí fue cuando nos quedamos fríos. 

Libia no es secretaria de Turismo ni embajadora de San Miguel de Allende ni influencer para su público. Si ella expusiera con sobriedad los logros de su dependencia, si informara de lo que pasa en la política interna de Guanajuato, cumpliría con el deber y el derecho de los ciudadanos a la información. 

Algunos periodistas preguntaron si estaba usando el sello de Guanajuato como promoción personal, o si los recursos del Gobierno pagan la precampaña. Eso es irrelevante. El mensaje en sí mismo es de una banalidad impresionante. Nuestro estado no merece esa aberración política. La crítica no es por ser mujer ni por violentar los derechos políticos de género, se trata de la aptitud o ineptitud, la idoneidad de la persona en el cargo. Si viéramos al secretario de Salud o al de Turismo haciendo ese papelón, igual levantamos la mano para decir: ¡fuera de lugar! 

Corresponde al gobernador Diego Sinhue Rodríguez Vallejo marcar el tono de sobriedad y seriedad a sus funcionarios, sean mujeres u hombres. Si la señora secretaria de Gobierno supiera el ridículo que representa salir de su esfera de competencia para convertirse en influencer promotora turística, comprendería que esta crítica es al político, a quien, sabemos, quiere llegar a la gubernatura del estado algún día.

Vamos a contrastarlo. ¿Usted se imagina a Claudia Sheinbaum, Lilly Téllez, Xóchitl Gálvez o a la misma gobernadora de Chihuahua, Maru Campos, promoviendo así a su entidad? Bueno, ni siquiera a la gobernadora de Guerrero, Evelyn Salgado.

Si la señora Libia García quiere ser gobernadora, puede comenzar por actuar como tal y dejar sus videos triviales que arruinan no sólo a su Secretaría sino la imagen pública del propio mandatario.

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