La falta de agua en Monterrey eleva el precio de las pipas que surten a domicilio. El mercado se convirtió en uno de vendedores al mejor postor. Quienes pueden surtir agua ponen el precio que quieren. Un morador de San Pedro Garza García comenta que le ofrecieron una pipa de 10 metros cúbicos a 5 mil pesos, además sin compromiso de cumplir el trato. El valor del agua adquirió un precio que va más allá de lo racional, a 50 centavos el litro. Lo que sucede en los mercados es que la escasez genera precios inimaginables y crea distorsiones sobre la realidad. 

López Obrador sugirió en la mañanera que se dejara de producir cerveza y refrescos en esa entidad para dar agua a quienes no la tienen. El mensaje fue claro para el grupo Femsa, empresa a la que el Presidente le tiene malquerencia. Ante un público ignorante, parece justo que la compañía sacrifique su producción en aras de calmar la sed de los regiomontanos. 

Si lo vemos en los números sería una barbaridad. 

Para producir una cerveza se necesitan 2.6 litros de agua, según reportó El Financiero. Su fuente son los Cerveceros de México. En otros países se usan hasta 4 litros. La industria mexicana es más eficiente que la holandesa. 

En mayo de este año la industria mexicana rompió récord en ventas de cerveza con mil 234 millones de litros, un máximo desde que hay datos disponibles, según información del Inegi. Nuestro país se convirtió en el mayor exportador del mundo, con un gran beneficio para el ingreso de divisas y la creación de empleo. Parar una cervecería significa perder mercado local, dejar de agregar valor al agua y dañar la planta laboral. 

Aún importando de otra zona el agua a 5 mil pesos la pipa, sigue siendo negocio producir cervezas y refrescos. Ese es otro tema: según la asociación de refresqueros del país, antes utilizaban 1.86 litros de agua para producir un litro de refresco, pero lo redujeron a 1.38. Las dos industrias multiplican por cientos de veces el precio del agua que sale de la llave y de un pozo. Agregan valor que el mercado aprecia con sus votos al comprar, no sólo en lo nacional sino en todo el mundo. 

Ni la cervecería Cuauhtémoc y sus marcas de cerveza, ni Coca Cola y sus productos tienen por qué lastimar a sus trabajadores, clientes y accionistas por la sequía. Cualquier rancho que produce la milésima parte de valor consume más agua. De ellas dependen más de un millón de tiendas familiares, abarrotes y tiendas de conveniencia en todo el País, porque sus productos son ancla de sus ventas. Depende de su continuidad el mantener los mercados internacionales que tanto esfuerzo costó adquirir. 

También contribuyen con miles de millones de impuestos directos e indirectos. Pararlas sería uno de los mayores sinsentidos. El contenido de retórica populista al decir que pueden dar agua a los regiomontanos es absurdo. Aún con la escasez de agua, la zona metropolitana de Monterrey consume 13 mil litros por segundo. Hay agua para uso doméstico acotado; sin riego a jardines, lavado de coches o lavado de platos al chorro de agua.  

Esperemos que con los cambios futuros se deje de estigmatizar a quienes tienen éxito, a quienes abren fuentes de empleo o tienen una filosofía política y empresarial distinta a la del gobernante en turno. Cada golpe, cada ataque desde el poder, disminuye el entusiasmo por invertir. 

 

Leave a comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *