… Nadie ignora que España gobierna a la Isla de Cuba con un brazo de hierro ensangrentado… que teniéndola privada de toda libertad política, civil y religiosa, sus desgraciados hijos se ven expulsados de su suelo a remotos climas o ejecutados sin formación de proceso por comisiones militares en plena paz… la tiene privada del derecho de reunión como no sea bajo la presidencia de un jefe militar, no puede pedir remedio a sus males sin que se la trate como rebelde y no se le concede otro recurso que callar y obedecer…
Manifiesto del 10 de Octubre de 1868
Carlos Manuel de Céspedes fue el héroe independentista de Cuba. Con él se inició la lucha por la liberación del yugo español. El 10 de octubre de 1868 liberó a los esclavos de su ingenio azucarero Le Damajagua, dando inicio a la emancipación que terminaría hasta 1886 cuando la Corona Española decreta el fin de la esclavitud. Era imposible sostener la inhumanidad criminal que sufrieron los pueblos africanos víctimas del comercio humano más repugnante.
José María Morelos abolió la esclavitud en México desde 1813. En Estados Unidos tuvo que llegar Abraham Lincoln al poder y librar una guerra civil desgarradora para lograr las leyes de abolición en 1863. La civilización occidental avanzaba y reconocía la injusticia de siglos al someter a pueblos enteros a la esclavitud.
Para la Cuba de hoy, el Manifiesto del 10 de Octubre tiene vigencia después de 63 años de férrea dictadura. Sin libertades básicas, sumidos en la pobreza y la desesperanza, los cubanos no pueden elegir su destino. Viven en un estado policiaco sin libertad de reunión ni manifestación. Impedidos de salir de la isla, están sometidos a la esclavitud del pensamiento y atados al dogma comunista.
El Gobierno mexicano presume la “invitación” a 500 médicos especialistas cubanos para apoyar las tareas de atención a la salud que “los gobiernos neoliberales” no pudieron cumplir. Los primeros llegaron al País y fueron presentados por el Presidente en Nayarit. Serios, uniformados de blanco y sin decir palabra, se unirán a varias instituciones de salud.
Su presencia en México es una trata de personas, algo prohibido por la ley de respeto a los derechos humanos en el País. Los doctores cubanos son ajenos a su destino. Serán enviados a donde el gobierno les indique, no podrán salir del lugar y la tarea que les ordenen. Tampoco podrán cobrar su salario directamente de su empleador que es el Gobierno mexicano. Menos podrán recuperar el total del monto pagado porque el gobierno cubano se quedará con la mayor parte.
Privados de su libertad, no podrán traer a sus esposas ni familiares al País porque significaría la oportunidad de salir de la isla. Sus gentes servirán de anclas para que no puedan emigrar. Cadenas morales imposibles de romper. Bajo cualquier ley de derechos humanos, México (al igual que Brasil y Venezuela) promueven una trata de personas al considerar al gobierno cubano como dueño del destino de sus galenos.
¿Quién se pudiera imaginar que México hiciera un trato con Estados Unidos para enviar trabajadores del campo, ingenieros o enfermeras por sueldos de 5 mil dólares mensuales o más, donde el gobierno cobrara el total y sólo diera mil dólares a los paisanos?
La trata de médicos cubanos es, además de un apoyo a la dictadura, un episodio de vergüenza para la 4T. A estas alturas del sexenio nadie cree que 500 médicos cubanos sean la solución para aliviar siquiera un poco la gravedad de nuestro sistema de salud.