Ángel Gurría culmina una exposición extraordinaria de media hora frente a líderes convocados por la revista que lleva el mismo nombre, mencionando tres objetivos para el país. La idea es de alguien que está en la concurrencia pero prefiere guardar humilde anonimato. 

México necesita tres cosas: Confianza, Esperanza y Orgullo. Veamos: 

“Confianza en las clases medias, en los agentes económicos en general y de los inversionistas, tanto nacionales como extranjeros, en particular”.

“Esperanza para los más vulnerables, de que el futuro será mejor, además de que podrán participar en los beneficios de dicho futuro”.

“Y orgullo en nuestro país, orgullo de ser mexicanos, orgullo de apostarle a México, se lo debemos a quienes nos heredaron este maravilloso país, pero sobre todo a las generaciones futuras a quienes nosotros, quienes estamos aquí reunidos, estamos obligados a heredarles un México mejor, ¡despertemos México!”

Muchos de los críticos del sexenio del gran presidente Ernesto Zedillo Ponce de León creen que su administración fue meramente tecnocrática. Economistas haciendo números, presupuestos y restaurando la estabilidad del país. Ángel Gurría demuestra que la cultura política del último sexenio del PRI atendió el mandato popular de la alternancia lograda por el PAN y Vicente Fox. 

Zedillo y Gurría dejaron un país en paz, con crecimiento del 7% anual y pleno empleo. Lo lograron cuando el precio del barril del petróleo se derrumbó a 10 dólares, lo lograron abriendo más el país a la globalización. 

El discurso de Gurría da una nueva dimensión a las propuestas políticas sectarias y maniqueas del Gobierno y los radicales de la sociedad civil. Aunque habla de crecimiento, libre comercio y la necesidad de reformas fiscales, en el fondo se refiere más a un aspecto político indispensable para recuperar el tiempo perdido: “la reanudación del diálogo productivo y efectivo entre el gobierno y la sociedad es indispensable, pero también es inaplazable.

“¿Cómo estructurar dicho diálogo, cómo crear los canales para hacerlo posible, cómo asegurar que ambas partes se escuchan con respeto y con atención para encontrar soluciones de consenso a los problemas comunes?” 

“Este es uno de los retos más grandes de la sociedad como del gobierno mexicano y sólo así lograremos los tres grandes objetivos…confianza, esperanza y orgullo”. 

La política en su mejor expresión es la construcción de acuerdos desde la pluralidad. La democracia en los sistemas políticos desarrollados no es la uniformidad ni siquiera la identidad nacional, es la concordia convertida en forma de vida. 

Después de negociar, de conocer y armonizar los intereses de 35 países desarrollados y en desarrollo desde la OCDE, Gurría tuvo la experiencia que ningún otro mexicano ha tenido en un mundo globalizado. El cosmopolitismo siempre será mejor receta que el provincianismo de un gobierno cerrado al mundo. Aún así, la sociedad civil dentro de la clase media y los sectores educados, científicos e ilustrados, deben de empujar fuerte hacia el diálogo. 

Sabemos que lo hacen algunos empresarios y dirigentes sociales, sabemos que en el entorno de Palacio también hay gente permeable y abierta, sin embargo llevamos 4 años sin diálogo. Los líderes de oposición, los empresarios de la Coparmex, el Consejo Coordinador Empresarial y los representantes de gremios y asociaciones deberían presionar por un diálogo de cara al público, es decir, de frente y sin condiciones. Es la tesis de Gurría que no habíamos escuchado por la polarización y radicalización política. 

Los tres objetivos, si nos fijamos bien, son políticos. Decía Lee Kuan Yew, el fundador de Singapur, que los gobiernos no tienen problemas económicos o sociales, todos son problemas políticos, porque esa es la naturaleza de la responsabilidad de todo gobernante: resolver problemas políticos. Eso propone Gurría. 

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