“Respetable público, lucharán a dos de tres caídas sin límite de tiempo…en esta esquina…la arena estaba de bote en bote”.
Canción de la Sonora Santanera
En la Arena México comenzó la lucha formal de Ricardo Monreal por la Presidencia de la República. Acompañado de seguidores de todo el país, el morenista (o ex morenista) y líder del Senado, marcó distancia con el presidente López Obrador. Bajo el lema de Reconciliación x México, el zacatecano encendió la tribuna con una dura crítica a la situación del país.
Habló de los feminicidios y el olvido del Estado a las minorías como la LGBT; criticó la inseguridad que padece la población que ha dejado a miles de viudas, viudos y huérfanos, asfixia nuestra vida y limita la libertad por temor a la violencia.
“La desigualdad no se elimina con más división”. Todo su discurso estuvo encaminado a una ruptura total con el presente, con AMLO y la 4T sin mencionarlos. Pareció un discurso de la oposición, sin estridencias pero con sustancia.
Después de las agresiones que recibió de parte de Palacio en voz de la gobernadora de Campeche, Layda Sansores, tuvo la tranquilidad para establecer una estrategia de salida. Había dicho que no se iría por la puerta de atrás y el sábado demostró, con músculo político que armó un discurso contestatario serio y de reproche, sin insultos, sin estridencia.
La sustancia de su rebeldía fue que el país no puede vivir partido en dos, dividido y lleno de odio que daña y corroe el espíritu. Reconcilación x México será su lema de campaña. El Senador comprende que los ciudadanos están cansados de tanto pleito, de ataques a las instituciones y del gobierno de un sólo hombre.
Monreal no tendrá mucho carisma pero ve con claridad el momento de saltar al ring. Es un luchador técnico a quien le habían aplicado llaves sucias como encarcelar en Veracruz, sin sustento, a su mano derecha en la Junta de Coordinación Política del Senado, José Manuel del Río Virgen.
Vendrían después los ataques de Layda y el silencio cómplice desde Morena y del propio AMLO. Monreal devolvió el golpe al denunciar la increíble fortuna de Layda y la demandó ante la Fiscalía General de la República por difundir conversaciones privadas, pero no fue suficiente para detenerla. La lucha fuera del ring había comenzado.
Las posibilidades de Monreal de llegar a la Presidencia como candidato independiente son mínimas, pero pueden cambiar si convence a algún partido de oposición de llevarlo en la boleta. Movimiento Ciudadano, sin Luis Donaldo Colosio, podría darle cabida si Dante Delgado decide no ir con la Alianza PAN-PRI-PRD.
La trascendencia del autodestape es que Morena y el Presidente tendrán un contrincante fuerte que conoce sus debilidades desde dentro. Es posible que el Senado se divida. Es probable que él y sus cercanos empiecen a votar en contra de las iniciativas de Morena, comenzando por la intentona de tronar al INE. Muchos de los partidarios de Morena, inconformes con la política de odio y resentimiento, de pleito permanente, se unirán al nuevo movimiento de Monreal.
El Senador entra a la “lucha libre”, donde no tendrá que rendir cuentas a Palacio, donde podrá escoger a sus luchadores -técnicos y rudos- para hacer frente a un sexenio en el ocaso. La difusión de su mitin, las consecuencias de su salida de Morena no se han sentido todavía en todos los medios y las redes por el puente, pero a partir de hoy la bomba, de efectos retardados, estallará en la arena política nacional.