México se mantiene en el sótano de los países más corruptos del mundo. Eso concluyen Transparencia Internacional, World Justice y otros organismos especializados. ¿Por qué ha sido incapaz la 4T de cumplir con su promesa de abatir la corrupción?
Gobernar implica optar. Andrés Manuel López Obrador se quedó con el discurso del combate a la corrupción, pero priorizó el fortalecimiento de su imagen y de Morena; piensa que esa es la mejor manera de garantizar la permanencia de su proyecto. Las consecuencias han sido negativas para México, y lo demuestro con la evolución de las prerrogativas a los partidos, con la alianza entre Morena y el Verde; y el intento por debilitar al INE. Todos estos hechos están interconectados.
La adicción de los partidos políticos al dinero público se acentuó con la reforma electoral de 1996 que multiplicó el financiamiento público. Años después, en 2007, los partidos reformaron el Artículo 41 de la Constitución para insertarle 27 palabras: las prerrogativas se calculan “multiplicando el número total de ciudadanos inscritos en el padrón electoral por el sesenta y cinco por ciento del salario mínimo diario vigente para el Distrito Federal”. Con esto tienen garantizado el incremento anual. 408 diputados votaron a favor del incremento perpetuo y solo 33 en contra. Se han hinchado de dinero público: entre 1997 y 2023 habrán recibido casi 92 mil 500 millones de pesos, además de lo que reciben en las 32 entidades.
Durante ese tiempo, la opinión de López Obrador ha vivido una metamorfosis. En 1996 era presidente del PRD y se opuso con indignación al incremento de las prerrogativas. En 2007 autorizó que todos los diputados del PRD aprobaran el aumento en el salario mínimo que, por cierto, se ha duplicado durante los años que lleva de presidente. En 2018 las prerrogativas de Morena fueron de 634 millones, en 2019 se dispararon a 1,614 y en 2023 recibirán 1,892. Con esos ingresos es fácil predicar la austeridad.
La metamorfosis de López Obrador también se aprecia en su actitud hacia el Partido Verde Ecologista de México, partido que encarna el uso de la política para hacer negocios con el dinero público y privado. Cuando el actual presidente era candidato, lo incluía en la “mafia del poder” y lo tachaba de “mafiosillo”. Eso cambió cuando fue elegido presidente. En septiembre de 2018, recién instalada la Cámara de Diputados, cinco diputados del Verde se pasaron a Morena, lo cual otorgó al partido oficial la mayoría absoluta.
Después del coqueteo vino el romance que, pudorosos, han mantenido en la penumbra. En 2021, el Verde y Morena firmaron una alianza que se mantiene hasta la fecha. Según relata Elías Camhaji, “Citlalli Hernández, secretaria de Morena” reconoció que a “muchos militantes les desconcertaba esa alianza” (El País, 22 de mayo de 2021). Ya superaron el desconcierto porque sigue la unión aunque la dirigencia del partido oficial guarda silencio sobre esa relación. Tampoco se conoce el inventario de los beneficios recibidos por el Verde.
Como el Verde quiere asegurarse de seguir recibiendo prerrogativas, cuando el presidente decidió que la reforma electoral tendría un “plan B” vio la oportunidad de chantajear a Morena que aceptó introducir unas reformas constitucionales aberrantes, pero que le garantizan al Verde preservar el registro. Son modificaciones a la Constitución tan burdas que el Presidente se vio obligado a dar una contraorden que está siendo obedecida por la fracción de Morena en el Senado.
Finalmente, la ofensiva del Presidente contra el INE tiene diversas motivaciones. Una de ellas, sostengo, es quitar fuerza a las auditorías que hace el árbitro electoral sobre el uso de las fortunas entregadas a los partidos. Es una explicación consistente con la capitulación de López Obrador y Morena ante la corrupción asociada con el exceso de dinero público. No son los únicos responsables, por supuesto; son cómplices con el resto de los partidos.
El relato anterior explica por qué, en los últimos días, diversos organismos internacionales han dictaminado que México sigue ahogado en la corrupción. En ese terreno fallaron el Presidente y Morena. Prometieron ser diferentes, terminaron siendo iguales a los demás.

@sergioaguayo
 

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