Cuando iniciamos una dieta con menos alimentos procesados, fritos o sin azúcar, sumado al esfuerzo de una nueva rutina de ejercicio, suelen desanimarnos no ver cambios físicos o una gran pérdida de peso en los primeros meses y creemos que no funciona así que lo dejamos.
Sin embargo, Carolina Miranda, nutrióloga clínica del Hospital Regional de Alta Especialidad del Bajío, en entrevista con AM corrige esta idea, ya que si hay cambios, pero estos empiezan desde adentro, en el organismo y en detalles que pasan desapercibidos.
“Las personas asocian dieta con matarte de hambre; ‘ya estoy a dieta, y ya no voy a comer’, cuando la realidad es que mientras tengas una alimentación balanceada, no significa que tengas que comer poquito. Puedes comer muchísimo, pero simplemente la calidad de los alimentos es lo que cambia y por eso tienes un cambio en todos los aspectos.
“Tienes más energía, tu cuerpo cambia, te sientes más sano, te enfermas menos porque al momento de meter una alimentación balanceada en donde te estás nutriendo y no matando de hambre, vas a mejorar todos los sistemas de tu cuerpo y por eso va a rendir mejor en todos los aspectos, físico, mental y emocional”, dijo la especialista.
Desde adentro hacia afuera
De acuerdo con Miranda, el resultado no solo se va a ver reflejado en una talla menos o en kilos menos, sino en que comienzas a sentirte con más energía.
“Se va a ver reflejado desde que te vas a sentir menos cansado, vas a descansar más por las noches, vas a dormir mejor, vas a estar más activo durante el día. Vas a enfermarte menos, la piel mejora, el cabello es más brillante y sano, las uñas son más fuertes. Todo al 100 porciento cambia, te ves con más luminosidad en general”, explica.
“También los antojos cambian. Cuando generas un hábito ya ves el postre o la papita, y ya no es algo que se te antoje, hasta esos antojos se modifican y las mismas personas te lo dicen, porque tu mismo vas aprendiendo a escuchar a tu cuerpo y a entender lo que necesita”.
Atención psicológica
Carolina Miranda, nutrióloga clínica del Hospital Regional de Alta Especialidad del Bajío, recomienda que además de un apropiado plan de alimentos, consultes ayuda psicológica si asocias la comida con consuelo emocional, para mantenerte motivado en tu objetivo.
“La realidad es que ese tipo de alimentos (postres, dulces y papitas) son antojos y es más por cuestión emocional, que físico. Entonces, cuando llevas un sistema de alimentación correcto, tu mismo cuerpo ya no te pide estos antojos porque en general vas a estar mejor contigo mismo”.
Miranda también mencionó que en México hay una relación muy fuerte de la comida con las emociones y es una enseñanza que se nos inculca desde la infancia.
“Es tu cumpleaños, te compran pastel, estas triste te compran helado, vas al doctor o te dan una vacuna, te dan un dulce, e inconscientemente te genera un vínculo comida-emoción. Entonces estoy triste, necesito comer para estar bien, porque te recuerda a ese momento de felicidad que tenías antes”, comentó.
“Si al momento de comer es más por ansiedad, si es más por suplir una emoción, entonces sí es recomendable el acompañamiento psicológico para que también tengas un cambio emocional y sanes tu relación con la comida”.