Dice Benjamin Zander, director de la Orquesta Filarmónica de Boston, que todos quienes aman la música clásica llevan un pequeño conductor en el alma. Cuenta que un admirador de Gustav Mahler contrató a una orquesta para dirigirla como aficionado. El resultado no fue muy armónico.
A quienes nos gusta la política y la observamos desde fuera, opinamos y tenemos nuestro candidato ideal para la presidencia, una gubernatura o nuestra alcaldía. Ahora que PAN, PRI y PRD se ponen de acuerdo para llevar candidatura presidencial única, jugamos en la imaginación a ser el gran elector, como lo eran en sus buenos tiempos los presidentes del PRI.
Supuestamente el PAN tendrá mano en la designación porque es el que obtiene más votos después de Morena. Dentro de ese partido solo veo una opción que revisaremos más adelante.
Si quisiéramos un hombre preclaro en la presidencia, un conocedor de los problemas del país y las mejores soluciones; si decidimos la mejor opción no tengo duda que Enrique de la Madrid es el estadista que México necesita. Su visión del mundo, preparación, enjundia y sencillez son semejantes a las que tiene José Antonio Meade, candidato que no pudo llegar a la presidencia por los errores que cometieron Enrique Peña Nieto y el PRI en el sexenio pasado.
Tanto De la Madrid como Meade son los mexicanos más preparados que he conocido, patriotas, honestos y congruentes. Su paso por la función pública fue impecable y de magníficos resultados. Todos quienes conocen de cerca a “Pepe” Meade quedan asombrados por su claridad de ideas, su preparación de excepción en el ITAM y la UNAM, además de su experiencia como secretario de Estado en cinco dependencias y con presidentes de diferente partido. Diríamos que es la encarnación del hombre institucional.
Enrique de la Madrid tiene el mismo corte. Tan sólo conocerlo uno dice: caray él debería gobernar el país, tiene todos los atributos. Quienes lo escuchan sin pasión partidista coinciden que estaríamos en buenas manos si llegara a la presidencia.
En Morena, hay un hombre capaz que proviene de la misma formación política: Marcelo Ebrard. Es el funcionario que remienda, compone, acuerda y defiende a su jefe de sí mismo. A pesar de que el presidente López Obrador lo desprecia en público y elogia a Claudia Sheinbaum, sabemos que es un político preparado y capaz, tal vez por eso estorba en la pretensión presidencial de prolongar un maximato.
Si López Obrador viera por el bien del País no tendría la menor duda en apoyar a su canciller, incluso las posibilidades de la oposición disminuirían drásticamente porque no es un hombre beligerante. Desde el primer día trataría de unir a los mexicanos y escogería a los mejores cuadros dentro del gabinete, incluso personalidades de otros partidos. No hay duda. Sería una administración diametralmente opuesta a lo que hemos vivido estos últimos años.
Lo lamentable en Va X México, es que la decisión estará en las encuestas. Si Sheinbaum consolida su candidatura, es probable que el PAN vaya con Lily Téllez, la más combativa, la que se atreve a todo frente a militares y al mismo Presidente. Santiago Creel, Margarita Zavala y otros panistas no tienen la pasión necesaria para encender a la clase media, esa que, si sale a votar, gana la elección.
Al igual que el director de orquesta aficionado hace desentonar cualquier orquesta, los observadores de la política sólo opinamos sin la experiencia de estar en la cocina donde se hacen esas salchichas llamadas candidatas o candidatos. ¿Quién sería su candidato? Seguro lo pensó ya.