La condena de Genaro García Luna en 5 delitos, principalmente por narcotráfico, será festinada durante algún tiempo en Palacio Nacional. La justicia que no se aplicó en México a quien “traicionó” al país, se dio en un jurado popular norteamericano con leyes extranjeras.

Como muchos, aún creo que las acusaciones al ex secretario de Seguridad Pública no tienen sustento y son por el interés de los criminales que testificaron. Eso no quiere decir que García Luna esté libre de culpa o no haya sido un “alfil del Chapo”, como lo definió Reforma.

Lo que sí sabemos, porque lo vimos de primera mano, es la impunidad que hubo durante los dos sexenios presidenciales de Acción Nacional. Muchas de las desgracias que vivimos se deben al incumplimiento de los compromisos de las campañas electorales de Vicente Fox y Felipe Calderón.

Ningún pez gordo del PRI en la cárcel, ninguna campaña seria para combatir la corrupción, ningún cambio sustancial en la conducción del país. Por el contrario, muchos gobernadores del PAN se sirvieron del poder para enriquecerse ante la vista gorda de Vicente y Felipe. Sus gobiernos grises y desangelados trajeron de regreso al PRI en 2012. Con la ilusión perdida, el electorado creyó en Enrique Peña Nieto, un candidato construido desde la televisión que volvió al saqueo de fondos públicos sin el menor rubor.

Para el presidente López Obrador es un triunfo y pasará días regocijándose de la condena que implica indirectamente a Calderón. Por fin cobró una cuenta grande. Lo hizo con sevicia, es decir, disfrutando cada momento del juicio y el veredicto.

Para Acción Nacional es una oportunidad de reflexionar sobre los errores cometidos en el pasado. El más grave, el copiar las prácticas corruptas del PRI, el de sumar a sus administraciones a miembros del partido sólo por haber pegado posters y repartido volantes en campaña. El de otorgar concesiones a cuates y amigos, el de seguir con la nefasta práctica de los moches y la falta de inclusión.

Al igual que en el PRI, el dedazo es la fórmula fácil de escoger sucesor; al igual que en el PRI, los acarreados siguieron, sólo que les llamaron “transportados”; al igual que en el PRI, prefirieron voltear hacia otro lado mientras muchos de sus miembros se enriquecen a la luz del día.

¿Supieron Felipe Calderón y Vicente Fox las andanzas de García Luna? Calderón llevará la mayor carga por el poder que le entregó a su secretario. Si no sabía lo que hacía, malo; si sabía y se hizo guaje, peor.

Pero el fracaso del PAN y el triunfo de López Obrador no debe distraernos del grave problema que enfrentaremos si destazan al INE. A diferencia de lo que dice el presidente, quienes marcharemos el domingo no estamos a favor del PAN ni del PRI, ni de algún grupo o sector. Menos apoyamos a García Luna y sus delitos; tampoco a los imaginarios conservadores. Sólo queremos preservar la democracia que tanto trabajo costó construir. 

Queremos que México siga siendo un país libre, plural, occidental, democrático y no de un solo partido.

Si el PAN, el PRI y el PRD quieren trascender y ganar la elección, necesitan otra estrategia. Necesitan a alguien que pueda lograr el cambio que nos prometieron las últimas cuatro administraciones sin cumplirlo. Un país con menor corrupción, inseguridad y pobreza. Con mayor educación, salud, oportunidades y cumplimiento del estado de derecho.

Los partidos pueden estar fundidos, la sociedad civil no.

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