El secretario de Seguridad Ciudadana de la CDMX, Omar García Harfuch, encabeza las encuestas del periódico Reforma para ser el próximo jefe de Gobierno. Con 45% de la intención si compite con la panista Xóchil Gálvez que alcanza el 33% y 48% si compite con Santiago Taboada, también del PAN, tiene la mejor posición de arranque.

Lo curioso es que García Harfuch, policía de profesión, ni siquiera levantó la mano. Con la disciplina institucional heredada de su abuelo, el general Marcelino García Barragán y de su padre, el político priista Javier García Paniagua, García Harfuch dice que su lealtad está con la doctora Claudia Sheinbaum y sanseacabó.

La seguridad pública en la CDMX siempre ha sido preocupación de presidentes de la República, y por supuesto, de sus gobernantes. Antes, quien nombraba al jefe de policía era el propio presidente.

Con el avance democrático los capitalinos tienen la palabra en elecciones de jefe de Gobierno y alcaldes de las demarcaciones. Todavía en la primera alternancia, Vicente Fox, en 2004, pudo remover al titular de Seguridad. Lo hizo con Marcelo Ebrard. Gente del pueblo de San Juan Ixtayopan, linchó a dos policías. Ebrard presuntamente no actuó para salvarlos y Fox lo quitó muy a pesar de López Obrador quien era el jefe de Gobierno.

La preocupación de los presidentes y jefes de Gobierno por la seguridad pública de la capital hace que tenga 10 policías por cada mil habitantes, el mejor sistema de vigilancia y el mayor número de patrullas en el país. Aún así sufre de mafias de narcotraficantes, robacoches, roba casas y asaltos al transporte público y a transeúntes.

García Harfuch limpió Tepito y otras colonias bravas. Cerró las puertas a varios cárteles provincianos, lo que estuvo a punto de costarle la vida en un atentado como no se había visto en la CDMX. Perdió a sus escoltas Edgar y Rafael. Recibió tres balas y sobrevivió.

La propia Xóchitl Gálvez, principal competidora, reconoce que las cosas han mejorado. La duda de Sheinbaum debe ser grande: si lo suma a su campaña para señalar que sería el encargado de la Secretaría de Seguridad Pública del país, seguro le sumaría votos. Pero es probable que más le ayude en la CDMX, donde Morena se vio muy mal en 2021 y donde pesa la carga de las tragedias del Metro.

También sorprende que el funcionario tenga varios puntos de ventaja sobre Lázaro Cárdenas Batel, Clara Brugada y el líder del Senado, Ricardo Monreal.

La lectura es clara: la seguridad pública será el gran tema de las campañas políticas del 2024. Así como la corrupción fue la demanda persistente en la campaña del 2018 por el desastre de Peña Nieto, la acumulación de crímenes, asaltos y feminicidios durante el presente sexenio, será narrativa básica para la oposición.

La falta de crecimiento económico, el ataque a las instituciones y el desgaste natural del presidente en sus mañaneras, pasarán a segundo término. México necesita lograr paz y tranquilidad.

Los capitalinos cuentan con más de 80 mil policías para cuidar a 8 millones de habitantes. Cámaras por todas partes; sistemas de inteligencia que ningún otro estado tiene y el apoyo del inquilino de Palacio. Hay estados y municipios donde el gobierno está en manos del crimen organizado, como en Tamaulipas, donde un cártel hace entrega de asesinos a la autoridad.

La seguridad es el tema de nuestro tiempo, de ahí la popularidad de Omar. 

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