El futuro cambia desde el presente aunque parezca una frase absurda del gran beisbolista Yogi Berra. Pero se transforma sólo en nuestra percepción y en las tendencias estadísticas. 

A partir de hoy, hoy, hoy -frase de Vicente Fox que también cambió el futuro-, la oposición tiene menos de tres meses para abrir las puertas a los precandidatos. El PAN debe olvidarse del millón de votos si no quiere asegurar su derrota.

Los partidos de oposición están obligados a luchar contra el nuevo PRI que es Morena. Todo el aparato de los gobiernos estatales tendrá los recursos para apoyar a la candidata oficial, ahora sumado el Estado de México, el más poblado del país. 

Los resultados de Coahuila y el Estado de México fueron los esperados. Más abultado el de Coahuila en contra de Morena y menos contundente el triunfo de Delfina Gómez como presumía Mario Delgado, presidente de ese partido. A la hora en que escribo estas líneas (8:30 PM) Manolo Jiménez aventajaba con 33 puntos a Armando Guadiana y Delfina Gómez a Alejandra del Moral con 9. 

El futuro no se adivina sino que se construye. La alianza de PAN, PRD y PRI no será la que pueda llevar a la oposición al triunfo. Desde el seno de estos tres partidos lo único que habrá será división, choques de vanidades y desencuentros. Para que funcione la oposición al partido oficial será necesario la apertura y la humildad. De par en par, las puertas abiertas a la ciudadanía, hay esperanza. 

Lo piden los exgobernadores panistas a su partido y lo demanda la sociedad en general. Necesitamos elecciones primarias de todos los precandidatos, sin marca de partido. Encontrado el candidato con el mejor proyecto para ganar (esperemos que sea antes de septiembre), los colores azul, verde, rojo, blanco y amarillo, tendrán que dejar paso a uno solo: el de la esperanza.

Porque no se trata de ideologías, ni de cuentas del pasado sino de construcción de una alianza tan grande que sea convincente para la mayoría de quienes no están decididos por quién votar. Si nos preocupamos del negro historial del PRI, de los graves errores del PAN y de la disminucion politica del PRD, todo estará perdido.

El cimiento de la nueva candidata o candidato es el rostro que pueda simbolizar esa esperanza. El método de selección es fundamental. Deberá ser equitativo, transparente, transversal y de frente a la ciudadanía, fundamentalmente a esa clase media, desencantada con el rumbo del país.

Equitativo para que todos quienes se presentan como viables tengan el suelo parejo. Transparente para que pueda seguirse paso a paso sin la menor duda de que es una elección sin trucos ni fraudes. Transversal para que no se centre en los candidatos por color sino por competencia, y claro, popularidad. Dicho de otra manera, los tres partidos tendrán que fusionarse en uno para lograr el objetivo. Los presidentes Alito Moreno y Marko Cortés deberán limitar sus apetitos de mandar o influir unilateralmente en la decisión.

Vimos el repudio que causó la vacilada de Markito Cortés al pedir un millón de firmas a quien quisiera contender.

También la alianza opositora debería estar abierta a recibir a Marcelo Ebrard, el más equilibrado y competente precandidato de Morena. Si Ebrard garantizara el triunfo de la Alianza contra Morena, no debe ser descartado.

El objetivo es uno y claro: lograr la alternancia en la presidencia. 

 

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