“Voy con las riendas tensas y refrenando el vuelo porque no es lo que importa llegar solo ni pronto, sino llegar juntos y a tiempo”.

León Felipe

 

Morena salió mal a la campaña y antes de tiempo por varias razones:  porque su arrancada está fuera de la ley, porque sus candidatos llevan el estigma de la mordaza, porque están ocultos en cuentas oscuras de gastos sacados de quién sabe dónde; porque van dirigidos desde Palacio a un discurso uniforme; porque son marionetas sin planteamientos propios, nuevos u originales.

Fuera de la ley: los tiempos legales de la campaña para la presidencia aún no comienzan. La Constitución establece límites para que nadie tome ventaja sobre los demás. Igual que en las carreras atléticas, sólo un disparo puede marcar el inicio. Quien se adelanta queda descalificado. Eso no importa a López Obrador quien decidió la puesta en escena. Tampoco importa a Morena porque sabe que el INE y el Tribunal Federal Electoral, no los parará. Movimiento Ciudadano denunció el arranque fuera de la ley y pronto sabremos cómo se doblaron las instituciones ante el partido en el poder. 

Amordazados: la candidata y los candidatos jamás podrán reconocer que el país tiene graves problemas como la inseguridad, la criminalidad imparable y el dominio del crimen organizado en un tercio del territorio. Censurados porque no podrán hablar con medios independientes ni debatir, con lo que resulta una farsa la competencia política. 

Sin cuentas claras: jamás explicaron de dónde surgieron los dineros para poner publicidad por todo el país y de dónde financiarán tres meses más de campaña para llegar a la selección en septiembre. Porque Morena no explicará nada y porque es ajeno a toda aspiración democrática de transparencia. 

Sin planteamientos propios: todo será un coro de alabanzas al “movimiento”, al “líder”, al “proyecto”. Porque al querer explicar cómo serán distintos si gobiernan México, estarán imposibilitados de criticar el presente y menos ampliar el futuro. ¿Cómo justificarán que durante el sexenio jamás ha existido un diálogo y un respeto por la pluralidad del país? ¿Cómo explicarán el provincianismo político de la administración cuando el presidente jamás salió al mundo para conocerlo, para comprenderlo?

Copiar y pegar: tendrán las más de mil cien mañaneras de ejemplo para el “copy paste” de los argumentos fantasiosos de Palacio. Cada discurso será un tropiezo frente a la realidad. ¿Cómo explicarán la falta de medicinas o la destrucción del aeropuerto de Texcoco? ¿Qué dirán de los ataques al INE o la embestida contra el Poder Judicial? 

Las mal llamadas “corcholatas” salen al ruedo de la contienda sin meditar que no tendrán la defensa de sus puestos o de los medios dóciles. Cada día las redes sociales vibrarán con el concierto desafinado de alabanzas a quien los tiene controlados como marionetas. 

Pudimos pensar que esas corcholatas tenían ventaja con su destape. Si lo meditamos bien, puede suceder lo contrario, que su “escape” -como en una carrera ciclística- los descubra de la protección que les daban encuestas amañadas y recursos públicos para hacer y deshacer. Con todos los reflectores puestos pueden atraer la atención de la opinión pública durante semanas, el problema será cuando cada uno se quiera separar del pelotón. Malo si lo hacen, peor si no se despegan. 

Romper la ley para tomar ventaja no es recomendable, ni siquiera en un país donde las instituciones están a prueba y bajo asalto. Una puesta en escena será descubierta por los ciudadanos, tarde o temprano. El teatro no es la realidad.

 

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