Demos al niño una visión del universo”.
María Montessori
Cada método educativo tiene un lenguaje particular. Podemos ver su pedagogía a través de palabras clave que se repiten a lo largo de sus textos.
Hurgando en internet, encontramos que el método de María Montessori tiene palabras clave. Educación infantil; juego/trabajo; motivación; actitud; independencia; aprendizaje; enseñanza; ocio. Esto según una guía de la Facultad de Educación de Palencia en la Universidad de Valladolid. Según el sintético amigo Chat-GPT, el método Montessori se resume en “Aprendizaje centrado en el niño”.
Tomemos algunas oraciones del libro “Proyectos de Aula” del tercer grado de la llamada “Nueva Escuela Mexicana”. En su redacción y lenguaje, descubrimos muchas cosas.
En un pasaje casi aleatorio dice: “Por último, escribe en tu cuaderno los acuerdos asamblearios a los que llegaron en comunidad para establecer acciones sobre el cuidado del agua”.
Una oración tan simple que pide al estudiante escribir lo que descubrieron en su reunión para cuidar el agua. En la oración original destacan dos palabras que sobran: asamblearios y comunidad. En un lenguaje sencillo diríamos en su “junta”. Jamás escuché que las y los estudiantes de tercero de primaria quisieran ir a una asamblea. Lo normal era ir al recreo, a la junta y en Montessori, tal vez, a la “puesta en común”.
Otra sencilla: “En asamblea, y con ayuda de su maestra o maestro, lean en voz alta el siguiente fragmento…” Jamás nos dijeron que ir a clase, al aula o al salón fuera ir a una “asamblea”. Aunque la palabra significa según la RAE, “reunión de los miembros de una colectividad para discutir determinadas cuestiones de interés común, y en su caso, adoptar decisiones”. Que sepamos los alumnos de tercero de primaria no se reúnen para discutir cuestiones de interés común, sino para aprender. Aprender bajo el mejor método posible.
Porque sólo imaginar que los estudiantes de tercero tomen la decisión comunitaria o asamblearia de no ir a clases la semana que viene, o cambiar a la maestra porque es muy exigente, da el resultado del asambleísmo en primaria.
Pudiera parecer menor la sustitución de clase, aula o grupo por el de asamblea. No recordamos jamás haber dicho en 20 años de escolaridad que íbamos a la “asamblea”.
Fuimos a clases, al aula con el grupo y estudiamos en un salón con nuestros compañeros y el maestro. No había jefes de asamblea ni delegados de grupo ni trabajo comunitario, este último lo entendíamos como trabajo de servicio social.
La recurrencia de cambiar el nombre de “en clase”, por “asamblea” tiene un significado ideológico de intencionalidad. Otras oraciones como “reúnanse en comunidades”, suple al más barato y sencillo de reúnanse en grupo o reúnase la clase.
Los errores de dedo o de redacción, el desprecio a las reglas de nuestra lengua española o la confusión de la ubicación de los planetas o los estados del país, son meras anécdotas sin importancia comparadas con el espíritu que alienta lo que será la efímera “Nueva Escuela Mexicana”.
“Lean en colectivo lo siguiente y después respondan lo que se indica…” A cualquier redactor le diríamos que cambie “colectivo” por grupo. Es más claro, sencillo y comprensible. Como decía Mark Twain: “Usa lenguaje sencillo, palabras cortas y oraciones breves. Así debe escribirse. Es la forma moderna y la mejor”.
Eso nunca lo entenderán quienes escriben desde la ideología del estupidismo.