Después del huracán, en Acapulco puede faltar agua, electricidad, comida o combustibles, pero nunca debe faltar GOBIERNO. Sin un mando claro y apegado a la ley, sin un líder que sume y vuelva a sumar, el puerto no saldrá del infierno que vive.
Guerrero puede salir adelante más rápido de lo que imaginamos si López Obrador permite que todo el país se vuelque en su ayuda. El problema es que el líder vive en una realidad alterna. Lo que ha demostrado en los últimos 5 días es un descontrol total de su situación. Primero en lo político y luego en lo legal.
Decir que la ayuda solo será distribuida por el Ejército y la Marina, crea un enorme embudo. La rapiña indiscriminada, en plena anarquía, solo logra que los supermercados y las tiendas no vuelvan a llenar sus anaqueles. Ahora Acapulco se quedó sin electricidad, agua, comunicaciones y centros comerciales para atender las necesidades inmediatas.
Todo el mundo pudo ver el caos ante la ausencia de autoridad. Entendemos que la gente estaba desconcertada y desesperada por tener al menos agua y alimentos para su familia. El mismo guardia que sacaba bebidas de un OXXO, pudo tener una necesidad inmensa, misma que no fue atendida por su propia corporación.
En el solo hecho de decir quién sí y quién no puede auxiliar en la distribución de la ayuda, muestra discriminación. Huele a treta política para que los únicos héroes de la jornada sean militares y marinos. La miopía de insultar incluso a las Organizaciones No Gubernamentales (ONGs) desde Palacio, muestra un gobierno que perdió la sensibilidad, y peor aún, la cordura frente a la desgracia.
Al huracán sumamos la ineptitud. Cuando la gobernadora dice que han entregado 8 mil despensas y 15 mil litros de agua, comprendemos que no tiene la más remota idea del problema. Tal vez ni siquiera sepa matemáticas. Si se pudiera entregar esa ayuda en forma equitativa al millón de afectados, duraría unos segundos.
Cuando las decisiones obedecen a un espíritu sectario y mezquino, como sucedió con el mensaje que el Presidente dio desde Palacio, los ciudadanos lo notamos. Abrir un discurso con ataques a Enrique Krauze, a la prensa, a los conservadores, muestra que el presidente López Obrador no goza de juicio cabal.
Nos preguntamos: ¿por qué Claudia Sheinbaum, Mario Delgado o alguno de sus cercanos como el general Crescencio Sandoval no lo centran? Acapulco puede ser el “Waterloo” de Morena. Faltan pocos días para que la ciudad sufra un desquiciamiento, un desastre social como el que nunca hemos visto.
Cuando, por inexplicables razones, el presidente Miguel de la Madrid impidió que llegara ayuda del extranjero después del temblor del 85, su imagen se derrumbó. Era absurdo. Si hubiera dicho que solo el Ejército y la Marina serían los conductos para ayudar, sin duda su gobierno hubiera caído.
Cuenta un señor llamado Omar Flores en un audio circulado en redes, que los propios militares y miembros de la Guardia Nacional lo despojaron en la carretera. Pudo ser una actuación, pero la percepción que tienen las audiencias es de que fue realidad. Ese es un problema serio.
¿Qué se puede hacer? Justo lo que recomendó Xóchitl Gálvez. Pero ese será tema con otra perspectiva.
Guarde bien su credencial de elector. El 2 de junio hay que votar.
Gsz