El resultado de las elecciones en Argentina sorprende a Latinoamérica. El triunfo de Javier Milei de “La libertad avanza” fue el resultado del cansancio de los ciudadanos ante los malos resultados del populismo peronista. Inflación, pobreza, y sobre todo, desesperanza. 

El ministro de Economía, Sergio Massa, fue arrollado 56 % a 44 %, cuatro puntos más de lo que decían las encuestas. Desde el poder, Massa había ideado otra medida fallida para convencer a los electores de su capacidad: entregar “platita” a los electores a cambio del voto. Cansados, los argentinos le negaron el voto porque el modelo populista está agotado.

Si la impresión de billetes fuera la solución para los países, no habría pobres en ningún lado. La emisión de dinero de parte del Banco Central de Argentina logró que la inflación llegara al 138% anual y camino al 300%. La carestía más grande en 3 décadas. Argentina llegó a la elección en quiebra. Sin dólares, con 10 diferentes tipos de cambio y el empobrecimiento de las mayorías por la mala administración del kirchnerismo, heredero del populismo peronista.

En un acto de auténtica vocación democrática, Massa felicitó al triunfador Milei antes de que se publicaran las cifras oficiales. Un ejemplo de honestidad y civilidad. Su país tiene problemas gravísimos, pero cuenta con la ventaja del triunfo de las instituciones. Antes del “balotaje” o segunda vuelta entre dos candidatos, hubo una campaña natural de miedo del oficialismo. Desde la amenaza de la suba en el transporte público o la gasolina. La radical idea libertaria de Milei tiene un alto grado de riesgo si la ejecución de sus promesas políticas fracasa. En eso basó el partido gobernante su estrategia. Meter miedo.

Para los países latinoamericanos gobernados por dictaduras populistas es un golpe tremendo. Milei se convierte desde hoy en el defensor de las libertades, de enemigo de las autocracias como la de Venezuela, Cuba y Nicaragua. También para el presidente López Obrador, quien apoyó siempre el populismo de Alberto Fernández.

Con el cambio de  “La libertad avanza”, el nuevo líder tendrá que valerse de todos los mejores oficios políticos para unir a una población dividida; también tendrá que apoyarse en la comunidad internacional para, poco a poco, lograr una sola unidad monetaria sólida, ya sea un nuevo peso o el dólar, la promesa que le dio el triunfo.

Argentina, donde el principal deporte no es el fútbol sino sacar dólares al extranjero, puede convertirse en una potencia económica si los 375 mil millones de dólares que tienen sus ciudadanos fuera de su país, regresaran.

La propuesta de Milei es una de alto riesgo. Trasquilar la burocracia, limitar el poder de los sindicatos o cambiar la cultura de un pueblo amarrado a los subsidios gubernamentales puede ser explosivo. Un solo ejemplo: la gasolina vale 6 pesos el litro, un precio subsidiado insostenible. Antes de que baje la inflación -paradójicamente- tendrá que subir para reducir la demanda. El país entrará en una recesión sin duda y tardará en arrancar de nuevo. El liderazgo político de Milei debe convencer a todos que, antes de salir adelante, habrá sangre, sudor y muchas lágrimas. El premio puede ser el arribo al primer mundo. 

 

**Argentina cambió porque el 77 % de los ciudadanos votaron: el voto define a la democracia**

Gsz

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