Shein y Temu, las dos empresas distribuidoras de productos chinos hacen temblar a Amazon. Según reportes de prensa (CNBC), la gigante del comercio mundial alistó a sus proveedores chinos para estimular su participación en la plataforma global. Los reúne en Shenzhen en una gran convención para ofrecerles el mercado abierto del mundo y de México. 

La disrupción que han creado Shein y Temu del mercado minorista en Estados Unidos y en el mundo, tiene muy preocupados a los dirigentes de Amazon porque, si bien la empresa es el gigante, los chinos muestran una vitalidad sorprendente. Sus precios bajísimos, su capacidad de invertir sin límites y la fiera determinación de quedarse con los mercados no sólo harán que Amazon acelere su paso, reventarán a la industria nacional.  

Cada vez que veamos un auto chino rodar por nuestras calles, debemos pensar que estamos en un estado de sitio. No porque la oferta de autos eficientes y baratos sea una ofensa al país, sino por todas las implicaciones que tiene la apertura indiscriminada a los productos del gigante más competitivo en la fabricación de todo, o de casi todo. 

En 2022 China le vendió a México 118 mil millones de dólares, mientras que México le vendió poco menos de 11 mil millones. China nos vende 10 veces más de lo que nos compra. Un desbalance comercial insostenible. Igual por el puente que hacen al mercado norteamericano a través de nuestras fronteras, como los precursores de fentanilo que venden a las mafias nacionales. 
Los analistas están entusiasmados por el Nearshoring o cercanía de producción después de la pandemia. La ruptura de las cadenas de abastecimiento cuando China cerró casi dos años, indujo a pensar que México sería el beneficiario. Eso ayudó a soñar. El problema es que el diferencial de la productividad del país con China es enorme. El llamado “precio China” es imbatible, hasta ahora. 

Para León, San Francisco y Purísima es una emergencia que nadie se atreve a gritar y a mostrar en su exacta dimensión. Pareciera que nada sucede, que todo sigue igual pero los cimientos de la industria del calzado se hunden. México, el país que dice ganar la batalla al neoliberalismo, tiene las fronteras abiertas a productos con dumping, de contrabando o legítimos, a mitad de precio. 

En la ortodoxia neoliberal eso es bueno porque los consumidores se benefician de productos a bajos precios, la inflación se contiene y los empresarios locales se ven forzados a elevar su productividad. Pero con los chinos no se puede. A un zapatero local le cuestan más los insumos para fabricar calzado que el precio del importado desde Asia. 

Los japoneses también están preocupados por la pérdida de mercado. Si bien Nissan es el líder indiscutible en el país, MG y las demás marcas chinas se comen la participación a un ritmo que en poco tiempo podría llegar al 30% del mercado de autos económicos. 

La apertura comercial puso a México en la competencia global, con grandes inversiones en la industria automotriz, la de autopartes, la de línea blanca y televisores. Hoy podemos exportar más de lo que importamos en el sector agropecuario y, a pesar de haber sobrevivido con la abundancia del petróleo, hoy no dependemos de su exportación. 

El sentido de urgencia será indispensable para que industriales y gobierno construyan una estrategia común. Es, como dijo Fox, para ¡hoy, hoy, hoy!

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