En México hay 5 aeropuertos que pueden considerarse “concentradores” o HUBS. En orden de importancia: CDMX con 48 millones de pasajeros, Cancún con 32, Guadalajara con 16, Monterrey y Tijuana con 13. Nuestro Aeropuerto Internacional de Guanajuato conocido como BJX por su indicador, apenas llega a 2.5 millones de pasajeros.
En Guadalajara y Monterrey los grupos aeroportuarios que tienen la concesión del gobierno, trabajan a marchas forzadas para ampliar sus operaciones con nueva infraestructura. Aunque el Gobierno federal les propinó un golpe al bajar sus tarifas, siguen adelante porque la aviación (por fortuna) no se acabará con la 4T, a pesar del desastre de Texcoco.
Nuestro BJX creció y con el tráfico matutino quedó congestionado por nuevas rutas de Volaris. Su condición interior es apretada y su exterior está rebasado por la falta de accesos a las llegadas y salidas de pasajeros. Apenas se estacionan los vehículos para bajar pasaje o recoger viajeros y pronto está la Guardia Nacional pitando para desalojar a los tres o cuatro autos parados. Si bien eso pasa en casi todas las terminales, en el BJX resulta de risa.
Si Guanajuato quisiera transformar su terminal aérea tendría que construir un gran acuerdo con Grupo Aeroportuario del Pacífico (GAP) para invertir mucho y a largo plazo. Ampliar plataformas, completar calles de rodaje para dar más operaciones por hora; poner 10 túneles más de acceso a los aviones y construir dos o tres tantos de lo que hoy son las salas de abordar.
Pero si recuerda, lo que se ve a la salida del BJX son muchos anuncios espectaculares, un gran agujero lleno de basura y la colonia Nuevo México de muy triste semblante. Nada dice que Guanajuato sea una potencia automotriz, agrícola e industrial.
El BJX crece a base de parches. La mitad de los pasajeros tiene que subir y bajar de los aviones por escaleras y en medio de lluvia o a la intemperie. Los servicios son mínimos en la terminal. Por fortuna los del GAP aprendieron que no se puede ahorrar en iluminación o en estacionamientos. Muchos años administraron la terminal como tienda de abarrotes de Benancio, gastando lo mínimo y ganando lo máximo. Eso no funciona.
Con un plan a largo plazo el BJX podría transportar a más de 10 millones de pasajeros y tener vuelos intercontinentales. Desde hace años, funcionarios públicos dicen que pronto habrá un vuelo de Frankfurt, que Tokio puede ser un destino y Nueva York no está tan distante. Detrás de nosotros viene Querétaro que se ha convertido en un HUB de carga y está en plena ampliación de su terminal. La pista de aterrizaje de Querétaro (QET) es de concreto, tiene 500 metros más de largo y calles de rodaje paralelas con una fluidez que no se ve en el BJX.
El tren de pasajeros a la CDMX que iban a construir y financiar los chinos se les fue por la corrupción de Enrique Peña Nieto, pero la base industrial de Querétaro seguro les dará para construirlo más adelante y convertirse en un HUB. La ventaja de Querétaro es que el negocio es del estado, no tiene que pedir favores para crecer y determinar tarifas. Con esa libertad podría atraer a inversionistas internacionales para convertirlo en el mejor aeropuerto del centro del país.
Desde ahora, Libia García podría plantear un nuevo rostro para la puerta internacional de Guanajuato. Urge.
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