En la mitología grecorromana, la diosa Ocasión era representada sin pelo, excepto por encima de la frente.
Significado: No hay que vacilar, sino tener decisión y diligencia para no perder las oportunidades que se presenten, pues no suelen aparecer dos veces.
Definición del Instituto Cervantes.
Si sacamos las narices al mundo, podemos concluir que tenemos la oportunidad de la vida para desarrollar nuestra industria. Todo está en leer lo que quiere hacer la Unión Europea a China para castigar el apoyo a Vladimir Putin.
Los europeos quieren castigar a las empresas chinas que apoyen el esfuerzo bélico de Rusia. Saben que China no pasa por un buen momento después de los errores que cometieron durante la pandemia al encerrarse durante dos años. A Rusia le pegaron las sanciones en su calidad de vida, en el crecimiento futuro y en la incertidumbre propia de una guerra prolongada.
Ahora los congresistas norteamericanos quieren aplicar las mismas medidas a China, lo cuál sería un doble golpe desde América. No dudemos que también Estados Unidos amplíe las presiones para que México baje el comercio con el gigante asiático. La primera presión la tuvimos la semana pasada porque a México llega acero chino que termina en Estados Unidos. Un truco que rompe las reglas de origen.
Nosotros compramos productos chinos como si no hubiera mañana y los chinos no nos compran ni cacahuates. Si somos parte del bloque norteamericano; si EEUU nos compra casi 500 mil millones de dólares; si tenemos remesas por 63 mil millones y dependemos del vecino en nuestro consumo de energía, con el dedo chiquito de Joe Biden nos pueden decir dónde comprar y dónde no.
Pero el olfato de nuestros empeñosos gobernantes puede detectar la más grande oportunidad. Tenemos que construir la infraestructura moderna para que lleguen las empresas del mentado “nearshoring” o fabricación cercana.
El tema no es para el año que viene ni para el 2026, es para ayer, antes de que la geopolítica cambie, antes de que Vietnam, la India y otros países asiáticos nos rebasen como sucedió con China hace un par de décadas. El estado primero en la fila es Nuevo León, que abre, un día sí y otro también, tierras a la construcción para parques industriales. Coahuila y Chihuahua van parejitos, detrás de Nuevo León porque tienen la maravilla de la vecindad con Estados Unidos.
Alguna vez planteamos que Guanajuato o “El Gran Bajío”, debería tener oficinas de representación en ciudades clave de Texas, en California, el Medio Oeste y hasta en Nueva York. Decimos “oficinas” simbólicamente porque pueden ser agentes especializados en atracción de inversiones como lo hizo Manuel Fernández, de la mano de Héctor López Santillana al traer a Guanajuato miles de millones de inversión. Las armadoras de autos y sus proveedoras son hoy parte de la pujanza industrial del estado.
Si unimos esta oportunidad al buen crédito y los recursos que tiene la Secretaría de Finanzas en bancos, las posibilidades son inmensas. Querétaro cuenta con más de 35 parques industriales que también crecen cada día. Aquí el Puerto Interior está lleno y necesitamos dos o tres proyectos de ese tamaño al sur del estado, inversión que ayudará a mejorar el empleo y abrir puertas a jóvenes que están cerca de las garras del crimen organizado. Hay que soltar las amarras del ahorro y ponerlo a trabajar.
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