La persistencia y fluidez del mensaje #narcopresidenteamlo (1,2,3,4) en las redes sociales resultó una de las armas más poderosas de la oposición. Desde el momento en que se publicaron los presuntos “donativos” a la campaña de López Obrador por cuenta del Cártel de Sinaloa, el calificativo se repitió cientos de miles de veces.
La descripción o insulto -depende del lugar político que se le vea- causó profundo malestar en Palacio, y no sin razón. Es difícil recordar una campaña negra tan poderosa.
Claudia Sheinbaum quiere saber quiénes fueron los que invirtieron, los pirómanos que quisieron expandir el fuego político ad infinitum. Sería interesante saber si las empresas de X (antes Twitter), Instagram, TikTok o Facebook, están dispuestas u obligadas a entregar cuentas, información y facturas de quienes le metieron candela a la propaganda. Lo más probable es que quién sabe. Menos posible será saber si en los tres meses que faltan para la elección se resuelva el tema, sobre todo cuando la Fiscalía General de la República camina a paso de gusanito panteonero.
Pero si la denuncia prospera, la oposición podría igualmente reclamar por todas las bardas que usó Claudia y su equipo durante su precampaña para destrozar a los pobres de Ricardo Monreal y Marcelo Ebrard. A base de patrocinadores anónimos, de dinero igualmente oscuro, se gastaron decenas de millones de pesos por todo el país entre paredes de #EsClaudia y espectaculares con el perfil de la candidata y su distintiva colita de caballo.
El piso parejo que pedían los infortunados Monreal y Ebrard era la cancha más empinada que hemos visto. Igual ellos pidieron aclarar el origen de los apoyos a la entonces jefa de gobierno de la CDMX y les contaron los dientes porque nunca se aclaró nada. Ahora, mansos, son ovejas de compañía de la candidata.
El punto álgido de la campaña negra fue cuando salió de las redes y se materializó en los miles y miles de voces que canturrean el mote de ¡NARCOPRESIDENTE!, en el sacrosanto Zócalo capitalino, espacio anteriormente escriturado a las huestes del obradorato. Tal vez por eso quitaron la enorme bandera nacional, para que la tricolor no sufriera la ofensa de “adversarios corruptos y conservadores en busca de privilegios perdidos”.
Lo extraño es que los asesores de la candidata del oficialismo no le recuerden a su equipo el daño expandido al entrar en la arena de una discusión donde el tema crece solo de tratarlo. La doctora le está echando más fuego a la hoguera en la que quieren cocinar a su mentor y a ella por añadidura. (Perdón por el lugar común).
Alguna vez escuché que la doctora tenía que saber de física, de dinámica de fluidos y de ecuaciones como las de Navier Stokes, para determinar flujos, viscosidades, presiones y turbulencias. En su mente científica debe recordar que al tratar de contener un flujo inmenso e intenso puede reventar cualquier cosa. A veces es mejor dejar pasar el agua hasta que el tirante del agua o del fluido baje.
Traducido al español político, decimos que lo que resiste, apoya. Al menos que quiera favorecer a Xóchitl Gálvez y entregarle algunos puntitos, mejor debería olvidarse del tema y preparar sus propuestas de campaña, aunque las conocemos muy bien en voz del Presidente.
**Solo con un gran flujo de votantes se construye la democracia**