Cuando Joe Biden vio que todo estaba en su contra para ganar la elección en noviembre, hizo lo correcto al hacerse de lado en la campaña. Después de un fracasado debate con Donald Trump, los demócratas entraron en pánico al ver las encuestas que le daban 10 puntos de ventaja al republicano.
La bala en la oreja amplió la distancia y el desconcierto del Partido Demócrata. Pronto supieron que con Biden no ganarían. Los recursos de los donantes se secaron y las voces que solicitaban lo que ayer sucedió llegaron hasta el más alto nivel. El propio Barack Obama, quien adora a Biden, reconoció la realidad. El presidente norteamericano parecía resistir a tal grado que aseguraba que sólo Dios podía sacarlo de la campaña.
El buen juicio regresó al aceptar las sugerencias de todos. La prensa norteamericana, en particular el New York Times, hicieron todo para que Biden lo comprendiera. Después del balazo a Trump la urgencia creció, no sólo en los liberales norteamericanos, sino en Europa, la OTAN, Taiwán, México y en Ucrania. Un triunfo asegurado de Trump significa la ruptura de Occidente, el desprecio para nuestros paisanos en EEUU y riesgos mayores para la paz mundial.
Si Biden llegó a la senectud que le impide estar lúcido y presente, a Trump también le aqueja la edad. Con discursos dispersos, con ideas confusas y una furia que no termina, el candidato republicano también es vulnerable frente a una mujer lúcida y carismática como Kamala Harris. La vicepresidenta puede crecer en semanas para igualar la intención de voto. Es la fiscal contra el convicto; la integridad contra las trampas y la esperanza mundial contra el odio de Trump, quien quiso subvertir la democracia de su país hace casi cuatro años un terrible 6 de enero en el Capitolio.
Para México es un respiro, una esperanza de que no volvamos a ser quienes “se doblan en 5 minutos”. Porque si algo extraño sucedió también en estos días fueron las loas de López Obrador a Trump. Cualquiera diría que a nuestro presidente le gusta la mala vida. Entre más nos insulta y desprecia a los mexicanos, a Marcelo Ebrard y al propio presidente de México, más porras le avientan desde la mañanera.
Porque los agravios de Lopez Obrador fueron contra Biden cuando tardó semanas en reconocer su triunfo y felicitarlo por ello. Una extraña animadversión surgió contra un hombre decente, intachable y ahora héroe de la humildad demócrata. En lugar de retirarse a la esquina de la historia con una derrota frente a Trump, Biden será reconocido como alguien que prefirió servir a su país y a la democracia antes que luchar por ser candidato.
Y vaya que se necesita carácter para que el hombre más poderoso del mundo reconozca la realidad a su alrededor. Con los años la tozudez crece, las ideas son difíciles de cambiar y escuchar requiere el doble de esfuerzo. En los noticieros de CNN, MSNBC y la prensa liberal como el New York Times y el Washington Post, se reflejó alivio.
Faltan 3 meses y medio para la elección, tiempo suficiente para descarrilar al republicano. La oreja de Trump perderá relevancia porque la suerte no es designio divino sino azar del destino. Ahora debemos creer que la mujer norteamericana votará a favor de Kamala y no de quien se distinguió por su misoginia. Ni la suerte ni la vida son para siempre.