Es necesario tener mucha imaginación e intuición para escribir una historia novelada sobre los días que siguen a Venezuela. Digamos que la campaña política de Estados Unidos influye para que su presidente, Joe Biden, tome decisiones radicales, como lo hicieron sus antecesores en Latinoamérica. Soluciones radicales para quienes consideran personas y naciones non gratas.
La pequeña isla de Granada fue invadida en 1983 porque vivía un cambio de rumbo hacia el marxismo-leninismo, hacia el alineamiento con la Unión Soviética. Ronald Reagan, harto del tema de Cuba y un consumado libertario de derecha, decidió que eso no era posible e invadió a la isla.
Seis años después, en diciembre de 1989, el presidente George H.W. Bush intervino en Panamá porque el general Manuel Noriega había permitido y lucrado con el tráfico de drogas. Con su “Causa Justa” detuvo a Noriega y tomó el control del país en tan solo 11 días. El general fue llevado a Estados Unidos y fue juzgado culpable. Su mayor crimen fue ponerse en contra del gigante. De ser una dictadura, ahora Panamá florece como pocos países de la región con un sistema democrático.
Ayer el Secretario de Estado, Anthony Blinken, declaró que la oposición había ganado en Venezuela, dando el apoyo inmediato e incondicional a Edmundo González, el candidato, y a María Corina Machado. En la mayoría de las regiones del país, la votación fue de dos votos para González por uno de Maduro, o más. Son votos electrónicos que pueden ser respaldados por las actas que tiene la oposición. Pueden ser consultadas en el sitio resultadosconvzla.com
La líder opositora del partido Vente Venezuela, advierte que la quieren asesinar, que su vida está en riesgo. Maduro, enfurecido y acorralado, amenaza no sólo a María Corina sino a toda la oposición. Se dice estar en pie de guerra, parece que ha enloquecido. Detrás de los telones debe existir comunicación del gobierno norteamericano con miembros del ejército venezolano. Con voz tranquila, Blinken puede advertir a los cercanos de Maduro que tienen dos caminos. Quitar del poder al dictador o aceptar las consecuencias de una acción militar. Jamás lo dirá en público pero sería algo semejante de lo que sucedió en Panamá.
Para Biden y los demócratas, para la campaña de Kamala, nada podría ser tan bueno como terminar con la dictadura “socialista” de Maduro endureciendo su postura. Maduro se ha convertido en un grave riesgo porque puede producir un baño de sangre si lo dejan. El poder real siempre lo tienen los militares y sus armas, pero son conscientes de sus limitaciones, jamás podrían resistir una invasión. Argentina tenía un mejor ejército y terminó en la lona, pobre y desprestigiada después de la guerra de las Malvinas. Ahora lo vemos como una locura de un dictador orate llamado Leopoldo Galtieri.
Maduro dice que va a mostrar las actas de “su triunfo”, algo imposible porque no lo fue. Por fin el presidente López Obrador aceptó que no puede sostener un apoyo al dictador sin la evidencia de su triunfo, junto con Brasil y Colombia pide que haya transparencia y claridad, que el resultado sea avalado por una entidad independiente. Frente a la enorme derrota de Maduro, se acabaron los motivos para apoyarlo. Esperemos que todo se resuelva con la salida pacífica del dictador.