San Pedro Garza García N.L. En unas pocas horas pudimos calibrar el éxito que ha tenido Miguel Treviño, alcalde independiente de San Pedro Garza García en Nuevo León. Durante dos trienios consecutivos, transformó la seguridad pública y el entorno urbano. Su método fue educar y capacitar a la policía local, unos 623 elementos que cuidan a 123 mil ciudadanos.
Tan sólo entrar a las instalaciones del Instituto de Formación y Perfeccionamiento Policial, da idea del espíritu de Treviño. Según sus palabras, quiso crear una institución donde profesionistas encuentren una vocación con preparación. Son el método, los procesos, los números, la consistencia y la revisión constante de los objetivos lo que logra que durante la mayor parte de su administración fuera catalogado como el municipio más seguro de su estado.
En una institución en la que el Ayuntamiento invirtió unos 300 millones de pesos, se educa a nuevas generaciones de policías. De 50 a 70 por año. Las aulas son mejores que las de las universidades de prestigio de Monterrey. Comedores, dormitorios, auditorio y áreas de convivencia tienen el toque de calidad de cualquier academia de policía de Estados Unidos, pero con más belleza.
Los cadetes, perfectamente uniformados de azul, deben tener una licenciatura para entrar a la institución con sueldo incluído. No todos cumplen con los requisitos, no todos tienen la vocación, pero quienes ingresan al cuerpo de policía salen con la capacidad y el mérito para proteger a los sampetrinos.
San Pedro cuenta con 5 policías por cada mil habitantes; León y otras ciudades de Guanajuato apenas llegan a uno o 2. El presupuesto del municipio es de 4 mil 500 millones de pesos, unos 36 mil pesos por habitante. En León no pasa de 6 mil pesos, una sexta parte. Esa es la dimensión de una ciudad que concentra el mayor número de grandes capitales en el país.
En su primer periodo, Treviño apuntó su esfuerzo a la seguridad pública, la inversión en equipo y educación en su academia. Obtuvo excelentes resultados sin formatos rudos de violencia como sucedía antes. Acompañó la idea con el rescate de parques públicos que le ganaron la simpatía de sus gobernados. Era un “rockstar”, dice uno de sus colaboradores. Había ganado la elección como candidato independiente y luego volvió a ganar la reelección por sus buenos resultados.
En el segundo trienio comenzó una cirugía urbana formidable, una que causó enojo en los ciudadanos que veían como el rescate de banquetas y andadores restaban lugares de estacionamiento callejero; causó molestias en el tráfico porque cambió drenajes, eliminó cables y postes, embelleció zonas comerciales y avenidas. Al final de su mandato la ciudad es otra, habitantes y funcionarios que comprendieron su proyecto, pueden estar orgullosos de la transformación. Quienes se quejaron, obtendrán algo que nunca imaginaron: una gran plusvalía en sus casas y comercios. No es lo mismo tener una propiedad frente a un parque abandonado y una calle vieja que vivir frente a un parque hermoso que la gente disfruta en absoluta seguridad.
La academia de policía es transparente en sus aulas, en su comedor, en sus oficinas e instalaciones. Treviño fue hace dos décadas uno de los impulsores de las leyes de transparencia en el país. San Pedro es transparente en todo. El alcalde es un hombre honesto y todos lo saben; el alcalde no tolera la corrupción y los funcionarios que tuvieron que salir, lo saben por experiencia. Eso le permitió lograr un equipo ejemplar.
Miguel se enamoró del encargo, no del cargo, por eso cumplió, y con creces, su mandato.