El Nacionalpopulismo* es el régimen que permite acceder a gobiernos incompetentes en nuestro hemisferio por medio de las urnas. Pongamos un ejemplo de los valores de ese sistema pernicioso que en ocasiones es autoritario y a veces permite la peor anarquía por temor a gobernar con la ley. La carretera México-Puebla fue clausurada por un grupo minoritario de campesinos que piden presuntas indemnizaciones procedentes de conflictos de hace 62 años. 

Después de tres días, las pérdidas económicas y la tortura para miles de transportistas y ciudadanos son enormes. Según cálculos de los gremios del transporte, el costo son 4 mil millones de pesos diarios. Eso sin contar el daño causado a las instituciones y las tragedias que puede provocar el cierre de la segunda arteria más importante del país. 

Esa carretera permite el flujo de personas y bienes de todo el sureste del país. Puebla, Tabasco, Veracruz y la Península de Yucatán alimentan ese tráfico. Es una arteria indispensable que da vida al comercio. Estrangular esa vía causa un daño terrible. 
Por si fuera poco, los invasores también cerraron el Arco Norte de la CDMX, indispensable para el tráfico ya que no pasa por la Capital y va directo a Puebla. Un doble infarto para el corazón de México. 

¿Por qué los gobiernos nacionalpopulistas no aplican la ley y el mandato constitucional del derecho al libre tránsito de las personas? ¿Por qué permiten que unos cuantos hagan tanto daño a millones con una petición peregrina de hace más de medio siglo? 

El Nacionalpopulismo teme a la ley o no sabe usarla con prudencia y determinación. Lo mismo pasó a principio de sexenio cuando maestros de Michoacán se sentaron en las vías del tren que va del puerto de Lázaro Cárdenas y pasa por ese estado rumbo al centro del país. Lo mismo pasó cuando soldados del Ejército Mexicano fueron atacados por terroristas del crimen organizado.

Recibieron la vergonzosa orden de echarse para atrás, de dejar que los agredieran sin siquiera poder repeler los golpes. 

Olvidemos los 4 mil millones de pérdidas, las graves molestias de quienes quedan atrapados por días en una carretera, de quienes, enfermos tienen que esperar para llegar a un hospital o, simplemente, a un sanitario. Sin comer, sin dormir, miles de viajeros y transportistas resisten la incompetencia de la autoridad. 

Lo peor es el antecedente que siembra en grupos que se sienten con el derecho de fastidiar la vida de los demás para que cumplan sus demandas o caprichos. Un gobierno capaz puede poner un ultimátum de minutos y no de horas o de días. Si no se retiran por la buena, serán removidos por la fuerza y sus líderes llevados a la justicia por el grave daño que hacen a terceros inocentes literalmente secuestrados en sus vehículos. 

Hay que decir que no sólo sucede en México, también pasa en Francia cuando los agricultores paran el tráfico porque sus negocios son afectados por las importaciones de frutas y verduras desde España. Incluso usan violencia e incendios, pero los representantes del Estado tienen experiencia y capacidad para desmontar las manifestaciones violentas con extremo cuidado. Aunque es imposible resolver un conflicto cuando una de las partes no tiene razón y no cede. Entonces la fuerza pública es el remedio. 

*Nacionalismo populista

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