Ciudad de México.- Aunque no le gustaban los homenajes, el primer actor Héctor Bonilla fue el protagonista de uno muy emotivo tras su muerte, luego de luchar durante cuatro años contra el cáncer de riñón.
Con humor, música y cientos de aplausos, se dio la última despedida al gran actor de cine, teatro y televisión en el Palacio de Bellas Artes, que la tarde de este lunes 28 de noviembre abrió sus puertas para rendirle homenaje.
Héctor Bonilla murió el pasado viernes 25 de noviembre a los 83 años, su hijo, Fernando, publicó a través de sus redes sociales un comunicado en el que informaba que su padre se había ido en paz y rodeado de sus seres queridos más íntimos.
Su viuda, la también actriz Sofía Álvarez, fue quien portó la urna con las cenizas del actor, y acompañada de sus dos hijos, las depositó en el pedestal colocado sobre un alfombra roja y rodeado de arreglos de flores blancas, teniendo como fondo una enorme imagen de Héctor Bonilla.
Nunca le gustaron los homenajes, generalmente le incomodaban, así que esto es más para nosotros que para él, pero ni modo, ahora se amuela”, dijo con sentido del humor Sofía Álvarez.
“Durante cuatro años y cuatro días pensaba con terror que este día llegaría inevitablemente y ahorita estoy arropada por amigos entrañables, mis hijos y familia. Muchas gracias por estos cuatro años extra que me regalaste”, dijo la viuda del actor.
Los hijos del actor también brindaron palabras ante las decenas de personas reunidas para homenajear a Bonilla, entre los que se encontraban los actores Arcelia Ramírez, Demian Bichir, Damián Alcázar, Rodrigo Murray, Julieta Egurrola y Sergio Corona, entre otros famosos.
“No se quedó nada en la buchaca ni nosotros nos quedamos con nada por decir. Puedo asegurar que la única preocupación con la que se fue, fue que acompañáramos a mi mamá. Ese fue su último deseo”, compartió Fernando Bonilla.
Para despedir al actor de la película “Rojo amanecer”, se escucharon en Bellas Artes las canciones “Un puño de tierra”, “Rayando el sol” y “Guitarras lloren guitarras”, en voz de un coro y también con mariachi.
El epitafio que el mismo actor eligió para cuando llegara el día de su partida, se podía leer en la urna de cenizas, pues hasta el último momento quiso mostrar el buen humor que lo caracterizó: “Se acabó la función, no estén chingando, el que me vio, me vio, no queda nada”.
LCCR