En imagen de archivo proporcionada por el Departamento de Policía del Condado Hidalgo, Texas, se muestra a Pascale Ferrier

Washington.- Una canadiense fue condenada el jueves a casi 22 años de prisión en Washington por enviar una carta amenazante que contenía el veneno ricino al entonces presidente Donald Trump en la Casa Blanca.

Pascale Ferrier, de 56 años, se declaró culpable de violar las prohibiciones de armas biológicas en cartas enviadas a Trump y a agentes de policía en Texas, donde fue encarcelada en 2019 después de negarse a abandonar el área de un parque cuando cerraba.

Su abogado defensor, Eugene Ohm, dijo que Ferrier no cuenta con antecedentes penales antes de eso y que es una inmigrante francesa “excesivamente inteligente” que obtuvo una maestría en ingeniería y crio a dos hijos como madre soltera.

Pero los fiscales señalaron que en septiembre de 2020 Ferrier fabricó el veneno potencialmente mortal derivado del procesamiento de las semillas de ricino, luego lo envió por correo a Trump con una carta que se refería a él como “El payaso feo y tirano” y decía en parte: “Si esto no funciona, encontraré una mejor receta para otro veneno, o podría usar mi arma cuando pueda ir. ¡Disfrutar! ESPÍRITU REBELDE LIBRE.”

La carta de Ferrier, en que también le decía a Trump que “se rindiera y retirara su solicitud para esta elección”, fue interceptada en una oficina de clasificación de correo en septiembre de 2020, antes de que pudiera llegar a la Casa Blanca.

Ferrier fue arrestada cuando intentaba ingresar a un cruce fronterizo en Buffalo, Nueva York, portando una pistola, un cuchillo y cientos de municiones, de acuerdo con las autoridades. Los investigadores también encontraron ocho cartas similares para agentes de Texas.

En un discurso enredado, Ferrier le dijo al juez que ella se considera una “persona pacífica y genuinamente amable”, pero que se enoja por problemas como la injusticia, los abusos de poder y las “reglas estúpidas”. Dijo sentir que había hecho poco para apoyar sus valores cuando criaba a sus hijos, y se consideraba una “activista” en lugar de una “terrorista”.

“Quiero encontrar medios pacíficos para lograr mis metas”, afirmó.

JFF 

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