Por Kim Severson para The New York Time en exclusiva para AM
Quienes desarrollan plantas, por naturaleza, son personas pacientes. Pueden tardar años o incluso décadas en perfeccionar una nueva variedad de fruta o verdura con mejor sabor, capaz de crecer más rápido o conservarse fresca más tiempo.
Y ahora que el clima es cada vez más errático, su trabajo se ha vuelto todavía más urgente. Las inundaciones recientes dejaron más de una tercera parte de las uvas de mesa de California podridas en el viñedo. Con tal abundancia de luz solar, las manzanas se queman. Encima, algunas plagas que antes no les preocupaban a los agricultores ahora arrasan los campos de lechugas.
El proceso de crear nuevos cultivos capaces de soportar estos embates es muy tardado. Lo más probable es que las soluciones se descubran a partir de áreas de investigación muy diversas, desde la tecnología molecular de edición de genes hasta la minería de vastas colecciones globales de semillas conservadas desde hace siglos.
Además, por supuesto, estas nuevas frutas y verduras deben saber bien. “Podemos aprovechar estos métodos técnicos para encontrar soluciones climáticas, pero no servirán de nada si la gente no quiere comer esos productos”, explicó Michael Kantar, profesor asociado en la Universidad de Hawái, campus Manoa, que se dedica a estudiar parientes silvestres de los cultivos existentes.
Ya es posible encontrar unas cuantas variedades nuevas en las tiendas, mientras que otras todavía se encuentran en proceso. A continuación, presentamos una síntesis de las más prometedoras.
Cerezas resistentes al calor
Para producir frutos, los cerezos necesitan periodos que los reproductores llaman horas frías: por lo menos el equivalente a un mes en horas acumuladas de temperaturas entre 0 y 7 grados Celsius. Si el invierno es muy templado, el florecimiento es errático y en algunas ocasiones no se logra el cultivo.
Cada vez es más difícil que los cerezos tengan suficientes horas frías en algunas regiones. Una solución es el fruto en forma de corazón Cheery Cupid de International Fruit Genetics, adquirido hace poco por Bloom Fresh International (los científicos responsables también obtuvieron esas populares uvas que saben a algodón de azúcar). Estas nuevas cerezas solo necesitan alrededor de un tercio de la cantidad habitual de clima frío. “Lo que intentamos fue hacerlas más tolerantes al clima veraniego para que resistan este calor tremendo, pero también necesitan sobrevivir un invierno más caluroso”, comentó Chris Owens, el criador principal de productos vegetales de la empresa.
Las Cupido, que son más jugosas y dulces que otras cerezas, solo son un ejemplo de las variedades nuevas de “poco frío” que ya pueden adquirir los agricultores con la designación Cheery. Deberían estar disponibles en el hemisferio sur este otoño y más adelante en los mercados de América del Norte.
Coliflor con bloqueador solar
Cuando una coliflor madura, sus hojas verdes se abren y dejan expuesta la cabeza blanca, llamada cogollo. El cogollo es muy sensible a la luz del sol; si recibe demasiada luz solar, puede hacerse beige y mancharse, y así no se venderá en la tienda de abarrotes.
Para evitar que esto ocurra, aproximadamente dos semanas antes de la cosecha, los agricultores doblan las hojas a mano para que cubran el cogollo, un método costoso y tardado. Como alternativa, los criadores de productos vegetales desarrollaron la verdadera coliflor blanca Destinica, que ya se encuentra regularmente en los supermercados. En esencia, no se queda. Además, es mejor para el suelo porque menos trabajadores caminan por los campos.
La Destinica es un ejemplo de un grupo de coliflores amigables con el clima desarrollados por Syngenta Vegetal Seeds, parte de la empresa agrícola global con sede en Suiza Syngenta. Los agricultores también están cultivando su col blanca impermeable, que requiere menos fertilizante de nitrógeno y puede crecer muy bien durante períodos prolongados de tiempo seco. Se coloca en el campo a una altura un poco mayor que otro col, por lo que es más fácil cosecharla.
Melones que bebe menos
En 2011, después de que unos melones cantalupos de Colorado contaminados con listeria causaron la muerte de 33 personas, un grupo de investigadores del Centro de Mejora de Vegetales y Frutas de la Universidad de Texas A&M comenzó a tratar de producir melones más seguros. Pero desde hace 10 años, ayudar a los melones a sobrevivir al cambio climático también se ha convertido en una necesidad urgente, indicó Bhimu Patil, director del centro.
Con tal fin, la universidad, con financiación del Departamento de Agricultura de Estados Unidos, presentó dos nuevos melones, el Supermelon y el Flavorific, con sistemas de raíces más profundas que pueden obtener más agua del suelo con el propósito de sobrevivir a las sequías. Quienes los han probado dicen que estos melones son dulces, con pulpa densa, y apenas se pusieron a disposición de los agricultores.
Zarzamoras sin espinas
En un laboratorio en Durham, Carolina del Norte, los científicos de Pairwise utilizan una tecnología de edición de genes llamada CRISPR para acelerar un trabajo que a los criadores tradicionales podrían tomarles décadas (la edición de genes no es igual a la modificación genética, que consiste en tomar ADN de una especie e implantarlo en otra). Estos investigadores planean reforzar algunas características y eliminar otras, y así esperan crear cultivos más rápidos que se desarrollarán mejor en condiciones climáticas extremas. El problema es que una manzana, por ejemplo, tiene unos 57.000 genes. Descubrir cuáles (y en qué combinación) pueden crear una variedad abundante y deliciosa capaz de resistir un clima inclemente es evidentemente difícil.
Estos investigadores, que también trabajan con la enorme empresa química alemana Bayer, ya lograron retirar el gen que le da a la mostaza parda el sabor picante parecido al del wasabi. Las hojas se incorporarán a una ensalada nutritiva mixta que Conscious Greens distribuirá a las tiendas de comestibles a principios del próximo año. Será el primer alimento desarrollado con tecnología CRISPR a la venta en las tiendas.
Los investigadores esperan que el siguiente avance sean zarzamoras sin semillas capaces de crecer en plantas compactas y sin espinas; Además, se espera que necesiten menos terreno, agua y fertilizante. Los nuevos arbustos también les facilitarán la recolección de la fruta a quienes trabajan en los campos. ¿Después de eso? “Planeamos tener cerezas sin hueso”, aseveró Tom Adams, director ejecutivo y cofundador de Pairwise.
Zanahorias capaces de tolerar la sal
Phil Simon, profesor de horticultura en la Universidad de Wisconsin-Madison, ha dedicado más de una década a tratar de producir una zanahoria cuyas semillas puedan germinar incluso en suelo salino, caliente y seco. En una sequía, no hay suficiente humedad para diluir las sales minerales en las aguas freáticas. Y resulta que las zanahorias no toleran la salinidad, en especial cuando acaban de brotar de las semillas y cuando faltan una o dos semanas para cosecharlas.
Una idea es cruzar zanahorias comerciales dulces y naranjadas con zanahorias silvestres capaces de soportar el calor, como una zanahoria blanca que Simon encontró a la orilla de un camino en Turquía, donde las temperaturas pueden superar los 38 grados Celsius. Sin embargo, aclaró que perfeccionar esa combinación podría llevarles otros 10 o 15 años.
Si lo logran, no será la primera zanahoria diseñada para efectos de sostenibilidad en un clima cambiante. En 2003 se desarrolló la Eskimo, una zanahoria de Nantes chata con huella de carbono reducida, diseñada para crecer bien en el invierno frío del norte de Europa.
Papas resistentes al calor
A las papas les gusta un suministro constante y moderado de agua y prefieren un clima fresco, pero el clima está cambiando tan rápido que un conocido investigador escocés especializado en productos vegetales previene hace poco que la industria de la papa enfrenta una “amenaza existencial”.
Para contraatacar, los investigadores de la Universidad de Maine, con fondos del Departamento de Agricultura y la industria de la papa en Estados Unidos, se han dedicado a estudiar América del Sur, donde el cultivo de la papa comenzó alrededor del año 8000 a. C., y variedades tolerantes al calor de América del Sur para identificar características genéticas que puedan ayudar a las papas a sobrevivir condiciones de calor extremo e inundaciones.
También explorarán opciones para combatir nuevas oleadas de plagas y enfermedades típicas en condiciones más húmedas y calientes. Una estrategia que se estudia en otros laboratorios es la creación de plantas cuyas hojas tengan más tricomas, que les dificultan a los insectos ir de un cultivo a otro.
Por lo menos se necesitarán cinco o seis años para tener listas papas rojas, russet o para freír capaces de soportar el cambio climático y hacerlas llegar a los agricultores, indicó Greg Porter, profesor de ecología y gestión de cultivos.
Aguacates que utilizan menos agua
El gran aguacate Hass domina el tazón del guacamole en Estados Unidos, pero en unos años el aguacate Luna UCR, una variedad nueva que causa menos desgaste al medioambiente y cuya creación ha llevado 50 años, podría darle batalla.
El aguacate Luna, de sabor suave como de frutos secos y quizás un poco más dulce que el Hass, según las personas que lo han probado, fue desarrollado por expertos de la Universidad de California, campus Riverside, donde se encuentra una de las mayores colecciones. de material genético de aguacate del mundo , en alianza con la empresa agrícola europea Eurosemillas.
Los nuevos árboles son delgados, menos altos y de menor impacto ambiental. Utilizan menos agua, lo que es una gran ventaja ya que esta fruta requiere mucha irrigación. Además, producen más frutos en menos terreno. “El otro aspecto que la gente no considera es el costo de la mano de obra”, señaló Eric Focht, investigador adjunto que ayudó a desarrollar el aguacate Luna. “Cuando debes cosechar estos árboles de gran talla, lleva más tiempo y no es muy seguro”.
Manzanas que no se queman
Desarrollar con éxito una manzana nueva lleva tiempo, explicó Kate Evans, horticultora, productora de frutas y profesora de la Universidad Estatal de Washington. “Por lo regular toma 20 años”. Es una de las razones por las que Cosmic Crisp, una manzana desarrollada con conciencia del clima, pues crece bien con poca luz solar, fue alabada luego de que ayudó a lanzarla al mercado en 2019. Esta variedad, que soporta muy bien el calor, ahora crece en 21 millones de árboles en el estado de Washington.
Pero se desarrolló cuando todavía no eran tan evidentes los efectos del cambio climático. Evans y otros criadores ahora evalúan más estrictamente nuevas variedades de manzana que puedan tolerar aún más calorías.
Una nueva variedad muy prometedora es la Tutti, una manzana roja ligera y crujiente que ya se probó en Europa. Una empresa de Nueva Zelanda la desarrolló para ayudar a los agricultores españoles que batallan con temperaturas más elevadas. Presentada en una feria industrial en febrero, la Tutti es la primera variedad de manzana de marca creada específicamente para producirse en clima caliente.
c.2023 The New York Times Company
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