León, Guanajuato.- Preocupa a la Arquidiócesis de León la inseguridad que se vive en la entidad, por lo que se han tenido que implementar medidas para proteger a los sacerdotes de la delincuencia, los cuales han sido objeto de extorsiones, de robos, de asaltos.
Monseñor reconoce que sí han habido casos de sacerdotes que han recibido amenazas y extorsiones, pero “han sido pocos, directamente”.
Lo que sí hemos tenido es daños en capillas, porque parece que todo lo que brilla es oro, y eso no es verdad, la raza se va a lo que brilla; pero todo esto es por la descomposición social”, añadió.
Apuntó que la Iglesia ha tenido que tomar medidas para proteger templos y sacerdotes.
Pero la medida principal es reeducarnos; necesitamos pensar más, reflexionar más, pues estamos medio vacíos y pensamos en el inmediatismo; hay un vacío muy fuerte entre los jóvenes”, acotó.
Reconoció que hay miedo entre los sacerdotes, sobre todo los que ejercen su ministerio sacerdotal en comunidades alejadas.
“A veces van con temor. Pero los sacerdotes no vamos a dejar de asistir al pueblo de Dios.
El miedo lo leemos en los demás, en la realidad que vivimos. En Guanajuato hay una gran reserva de respeto religioso, de temor de Dios, de humanismo”, añadió.
Reconoció que hay municipios que preocupan mucho a la Iglesia ya los sacerdotes, como es en Ocampo, Romita, el corredor industrial.
Monseñor señaló que hay ocasiones que piden servicios espirituales a medianoche, de personas graves, y que les ha recomendado hacerse acompañar, no salir solos, por la violencia que hay.
La violencia es una enfermedad social. Esa expresión de no respeto a la vida nos tiene a todos con temor”, acotó.
Añadió que el combate a la violencia inicia desde la familia y con la educación.
Hoy no nos educan en la escuela, ni en la familia, ni en la instituciones, para saber responder a esa violencia, y no es solo esa violencia de balazos, es toda una serie de violencias profundas en la sociedad”, dijo.
Lamentó que no se dé un trato digno a las personas, y puso ejemplo de cómo viajan empleados y obreros en camiones o en camionetas.
El transportar a una persona como ganado en un autobús representa. La gente pierde su dignidad, su privacidad; el llevar a alguien a montar en una camioneta como objetos. Hay una serie de fenómenos que no los vemos y es un daño a la dignidad del ser humano”, dijo monseñor.
Lamentó que la Iglesia y los sacerdotes mismos sean víctimas de la delincuencia.
Sí han sido objeto de robos y asalto, el más grave, dos sacerdotes jesuitas. Es un signo de la pérdida del sentido de la dignidad humana y de la vida”, añadió.
DSS