El secretario Daniel Díaz enfrentó la muerte de colaboradores, incluso de su suegro; él mismo estuvo enfermo dos veces, pero no se rindió y junto con su personal médico enfrentó la peor crisis de salud de los últimos tiempos.

Guanajuato.- Daniel Díaz Martínez, secretario de Salud del estado, recuerda el dolor que produjo la pandemia. Vio morir a su suegro. Hubo amigos que le hablaban en la mañana para decirle que estaban enfermos y… en la tarde habían muerto. 

Mi comportamiento cambió; de repente me molestaba, pero tenía que mantener la calma. Dentro de mi propio equipo de trabajo había gente que literal se volvía loca, literal, no aguantaba más presión y tú tenías que hacer la mayor contención posible, hacer catarsis entre nosotros. Y salir a dar la mejor cara”. 

El Secretario de Salud se formó en la Escuela Militar de Graduados de Sanidad del Hospital Militar.

Esa formación militar le sirvió porque como general, asumió el mando de la tropa de médicos y enfermeras. Todos los días revisaba su estado de fuerza. 

El peor día de la pandemia fue cuando se reportaron 168 muertes, “ni quiero recordarlo, no podía creerlo; pensé que la situación estaba fuera de control”.

“Entonces salías a las calles y estaban vacías. Y veías los hornos de los crematorios echando humo, las filas de carrozas formadas esperando fuera de las funerarias”.

Con todas las experiencias que vivió durante la pandemia, Daniel Díaz Martínez quiere escribir un libro y ya tiene el título: “I can’t breath” (No puedo respirar).

2020, el año más difícil para Secretario de Salud

La medianoche del 5 de abril de 2020, Daniel Díaz Martínez subió a su coche, solo, hacia el Puerto Interior. Iba a grabar el video con el anuncio que horas después se difundiría en todo el estado: habían muerto las dos primeras víctimas de COVID-19 en Guanajuato.

Era domingo y poco antes se encontraba en su casa, en Irapuato. La noticia era esperada desde que Esteban Moctezuma Barragán, entonces secretario de Educación, anunció, una semana antes, la suspensión de clases en todo el país debido a la pandemia procedente de China.

“Eran entre las 12 de la noche y 2 de la mañana cuando murieron las primeras víctimas del COVID en Salamanca. A esa hora grabamos.

Llegó solo, sin chofer, al edificio G100 en el Puerto Interior. Ahí despacha el Gobernador y su staff, “lo grabamos a la 1 de la mañana y se subió a redes sociales a las 5 de la mañana”, recuerda.

Los fallecidos eran dos hombres, uno de 64 y otro de 68 años, internados en el Hospital Regional Pemex de Salamanca. Del 16 al 24 de marzo anterior habían viajado a Chiapas con un grupo de jubilados de la empresa federal.

Las muertes le fueron informadas a Daniel Diaz por la directora del hospital y Juan Jesús Martínez, jefe de Jurisdicción de Salamanca.

“Desde que estaban muy graves los pacientes, ya me estaban avisando: Están evolucionando mal, van mal, ya cayó en paro, falleció. La entonces alcaldesa, Beatriz Hernández, estaba muy nerviosa y yo no podía ponerme igual de nervioso.

“Ok, pásame la nota informativa y vamos a salir. Yo le informé de inmediato al Gobernador que teníamos la primera defunción”.
Empezó así para Daniel Díaz Martínez el mayor reto de su carrera como médico, en 20 años como empleado de la Secretaría de Salud de Guanajuato, y en los tres años que hasta entonces llevaba como Secretario de Salud

Ahora, en entrevista con AM, recuerda el principio y los momentos más duros de la pandemia de COVID que hasta el 24 de diciembre pasado dejó 15 mil 112 muertos en nuestro estado.

‘Fue un golpe muy fuerte’

Desde que en diciembre de 2019 se empezaba a escuchar que en China había surgido un virus, él pensaba en influenza y en ébola. 

“Cuando llegaron los primeros casos, la primera decisión que se tomó fue que todas las personas con factores de riesgo se fueran a descansar, incluyendo médicos, enfermeras, trabajadores sociales, entonces me quedé con tres mil 500 menos, de un total de 22 mil.

“Fue un golpe muy fuerte, porque entre ellos iban especialistas, enfermeras experimentadas, personal de terapia intensiva, anestesiólogos. Eso fue un golpe tremendo.

“Al principio, yo llegaba a mi casa y mi esposa no me dejaba entrar, me dejaba las chanclas, un short, una playera y… métete a bañar, y tenía que dejar mi ropa afuera. Tenía mucho miedo. 

Pero nosotros no podíamos quedarnos encerrados, yo no podía quedarme encerrado, teníamos que ir a los hospitales, a las jurisdicciones, a donde se hacían muestras, al laboratorio estatal, a reuniones con el Gobernador, a reuniones con los alcaldes, a videoconferencias, acompañar al Gobernador a las reuniones con los empresarios”.

Sale el General

Daniel Díaz estudió su especialidad y residencia en Cirugía General en la Universidad del Ejército, en la Escuela Militar de Graduados de Sanidad del Hospital Militar.

Esa formación militar le sirvió en el inicio de la pandemia. Como general, asumió el mando de la tropa de médicos y enfermeras.

Todos los días revisaba su estado de fuerza. 

Desde que empezaron los primeros casos en el mundo, pero con mayor razón cuando se registraron los primeros fallecimientos en Guanajuato, el secretario Díaz Martínez como un general se reunía todos los días a las 8 de la mañana con su equipo de capitanes de Epidemiología, de las subsecretarías y las direcciones generales para analizar lo que estaba pasando. 

Todos los días revisaban máximos y mínimos de enfermos, casos positivos, defunciones, ventiladores, camas disponibles COVID y no COVID, insumos de los 44 hospitales y de los 635 centros de salud. 

Al principio, las reuniones fueron presenciales, pero después, como había jefes de jurisdicción sanitaria que tenían más de 60 años, se hicieron virtuales. En ocasiones se reunían en la mañana, a mediodía y en la noche. 

Lo hacían para compartir información, comprar insumos y distribuirlos, conocer la ocupación hospitalaria, cuántas camas había que reconvertir, cómo estaban los equipos de protección personal.

Pero el personal de Salud empezó a tener mucho temor, Transcurrían las semanas y los meses, el personal de Salud empezó a tener mucho temor, “nosotros necesitábamos generar certidumbre ante la incertidumbre, y ellos tenían que ver un fuerte liderazgo, porque si no, no se iban a vestir con esos uniformes tan incómodos que los protegían”. 

“Aquí tuvimos médicos a los que les llevaron serenata en el hospital, médicos que no podían llegar a su casa, que rentaron departamentos, porque los que estaban en áreas COVID no querían llegar a contagiar a sus seres queridos”, recordó. 

Tuvo miedo de morir 

Daniel Díaz se contagió dos veces de COVID. La segunda, sintió miedo de morir.

La primera vez “me aislé, estuve trabajando desde ahí, daba entrevistas; fue en noviembre de 2020 y estuve bien. A las dos semanas empecé a ver borroso con el ojo derecho. 

“Desde el domingo en la noche, lo recuerdo muy bien, a la mañana siguiente seguía viendo borroso, me tapé este ojo (el izquierdo) y vi muy borroso”. 

Acudió con el oftalmólogo, que lo pasó con el retinólogo porque tuvo una trombosis de la arteria de la retina. 

“Entonces estuve tres meses en tratamiento, me inyectaron tres o cuatro veces en el ojo y me dieron sesiones de láser, a los seis meses me dieron de alta. Eso nadie lo supo.

“Esa tarde que me daban tratamiento me aislaba porque tenía el ojo parchado. Esa vez me dio miedo perder mi ojo. 

“La segunda, que fue el día en que pusieron la primera piedra de la Torre Médica de Irapuato, estábamos en el evento y hacía mucho calor ese lunes 15 de febrero de 2021. Yo empecé a sudar, justo cuando terminé mi discurso. Y me sentí muy caliente y me empecé a poner rojo. 

“Mi Subsecretario me dijo ‘vamos a comer’. Le dije ‘qué cree, me está doliendo la garganta, mejor voy a pasar a un Centro de Salud’. Yo solito me fui manejando porque pensé ‘esto va a ser COVID, me hicieron la prueba rápida, salí positivo y me aislé”. 

‘Entré en pánico’

Tuvo molestias como de gripa, se puso ronco, se empezó a sentir débil, pero fuera de eso, seguía conectado. 

“El jueves me puse muy mal, me empezó a dar mucha fiebre, calentura, consulté a Ponchito, el que fue director en Silao, le dije ‘no me siento bien, me duele el pecho y tengo miedo’… me entró ansiedad. 

“Me puse mal y esa noche entré en pánico, me dolía el pecho, el cuerpo, fue cuando me inyecté un esteroide, dexametasona, no había más tratamiento, ya tenía una vacuna o dos, no me acuerdo, y estuve mal jueves y viernes. 

“Y el sábado estaba como si no me hubiera dado nada, te lo juro. Todavía no cumplía el tiempo de aislamiento pero me salí con mi perro a caminar, me sentía mejor. Esperé hasta el martes que cumplí el tiempo de aislamiento.

Me espanté pero fue transitorio, ya casi me quería ir al hospital, pero yo creo que más bien fue una crisis de ansiedad por la fiebre que me dio 39 grados, me dolía el cuerpo, sudaba muchísimo y me dolía el pecho. Pensé: si no amanezco bien, me voy a hacer una tomografía”.

‘Las crisis te fortacecen’

Ahora, a casi tres años de distancia y en retrospectiva, el Secretario admite: “Sí fue un momento muy difícil. Lo más difícil para mí habían sido cuatro mil casos de dengue. Esto sí fue un momento muy difícil. Mucha experiencia agarramos, mucho temple, mucha unidad entre nuestros equipos, porque las crisis te fortalecen. 

“El trabajo para nosotros fue no de una oleada, sino de dos años de trabajar sin descansar”.

Refirió que se gastaron más de mil 600 millones de pesos en los primeros dos años de pandemia, que en la planeación inicial del gobernador Diego Rodríguez iban a destinarse a construcciones, sustituciones de instalaciones de salud, se iba a construir un nuevo Hospital Pediátrico de Irapuato y “que ya no se pudo hacer porque invertimos toda esa lana estatal en todo esto”. 

Con todas las experiencias que vio y vivió durante la pandemia, Daniel Díaz Martínez quiere escribir un libro y ya tiene el título: “I can’t breath” (No puedo respirar). Algún día.  

‘¿Y sí existe el COVID?’ 

Durante los primeros meses de pandemia, en cualquier parte a donde acudía Daniel Díaz Martínez, le preguntaban: ¿Existe el Covid? Lo mismo empresarios o su propia familia. 

“Hubo gente que me dijo ‘yo me enfermé hoy en la mañana’ y en la tarde ya habían muerto, o al día siguiente. O gente que me hablaba a las 6 de la mañana y en la tarde ya estaban muertos”, dijo el Secretario de Salud. 

“Gente que me hablaba a las 7 de la mañana que me decía ‘no me quiero intubar’, y yo le decía ‘intúbate, porque es la única oportunidad que tienes’, porque era parte de la desinformación de que si te intubabas te ibas a morir. 

Para mí fue mucha presión, mi comportamiento también cambió como persona, subí de peso, de repente sin querer me molestaba, pero tenía que mantener la calma. Dentro de mi propio equipo de trabajo había gente que literal se volvía loca, literal, no aguantaba más presión y tú tenías que hacer la mayor contención posible, hacer catarsis entre nosotros. Y salir a las ruedas de prensa y dar la mejor cara”. 

¿Hubo personal de salud que dijera: yo prefiero renunciar a atender áreas COVID? 

“Muy poquitos. Yo quiero reconocer que el personal jaló conmigo, jaló con nosotros y con la gente. A cambio, lo que ellos nos pedían era que no les faltara equipo de protección personal, medicamentos, insumos y espacios seguros”. 

Admite que sí hubo intentos de renuncias, “me firmaban un montón de hojas”. Pero habló con el sindicato para que ayudara a tranquilizar al personal. 

Los responsables de la salud enfrentaron al mismo tiempo un reto tremendo, “no había proveeduría de material en el mundo”. Un cubrebocas que costaba 50 centavos se fue a 30 o 50 pesos por pieza o más, los cubrebocas KN95 costaban 300 pesos.

Pero aún con el desabasto generalizado de este material en el país, no les faltó porque la Secretaría de Salud de Guanajuato había empezado a comprarlo desde diciembre 2019-enero 2020, cuando veía el avance de la pandemia en otros países.

Otra ventaja en esos momentos fue que Guanajuato nunca entró a las compras consolidadas del Gobierno Federal, así que tenía sus propios proveedores.

“Cuando se murió el primero de nosotros nadie quería regresar a las áreas COVID”. No recuerda si fue en Celaya o Salamanca, y también falleció la jefa de Pediatría donde él fue director. 

Pablo Sánchez Gastélum, director de Salud Pública y miembro de su “Estado mayor” estuvo en terapia intensiva. El propio Daniel Díaz vio morir a su suegro. 

Como ser humano, cuando se muere alguien que conoces, lloraba, y literal uno piensa: dio su vida”. 

‘Pensé que la pandemia iba a durar tres meses’

Primero empezaron uno o dos muertos por COVID-19, luego 10, 15, 20. Y en la etapa más álgida fue cuando hubo 168 fallecidos en un solo día. 

“No me acuerdo el día, ni quiero recordarlo. Veíamos como 100, luego 120, y luego 168, yo no podía creerlo”. Ese día, el Secretario de Salud sí pensó que la situación estaba fuera de control.

“Entonces salías a las calles y estaban vacías. Y veías los hornos de los crematorios echando humo, las filas de carrozas formadas esperando fuera de las funerarias”.

Tenía más de 300 mensajes por día pidiendo apoyo para una cama de hospital, tanques de oxígeno, aplicación de pruebas. Preguntas… de amigos, familia, compañeros, conocidos, empresarios, alcaldes.

“De los empresarios la preocupación era ‘¿qué hago, Secretario? abro, cierro, hago el evento, no lo hago, lo programo, revíseme mis protocolos, mándeme gente’.

“Yo creo que no dormíamos, no sólo yo, sino mi equipo, más de tres horas al día. Y ni sueño nos daba porque la presión era muy fuerte. 

De octubre de 2020 a febrero de 2021 fue la etapa más álgida, la carga era la para el Sector Salud, y cómo reconvertir más y más camas.   

Cuando llegas a mil defunciones dices ‘es increíble’. Yo decía que la pandemia iba a durar tres meses y ya vamos para tres años. No sabíamos. 

“El dengue ya me había dejado alguna experiencia en el manejo de brotes, pero nunca lo que llegamos a vivir con la pandemia de COVID-19”, admitió Daniel Díaz.

MCMH

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