Guanajuato.- “Guanajuato participa en Pisa como un pedazo de la muestra nacional, no hay resultados específicos para el estado, no son públicos y no son representativos de la realidad estatal”, aseguró David Raúl Uribe García, director de Evaluación de la Secretaría de Educación de Guanajuato (SEG).
Sin embargo, afirmó que los alumnos del estado ya presentan una recuperación del 60 % en los aprendizajes afectados por la pandemia.
Sus declaraciones se dan en el contexto de los resultados del Programa para la Evaluación Internacional de los Estudiantes (Pisa) 2022, que evidencian que el 34 % de los alumnos mexicanos alcanzó el Nivel 2 (responder a reactivos básicos) de competencia en Matemáticas.
Pero según maestros consultados por AM, la mitad de sus estudiantes están por debajo del nivel esperado para el grado.
La prueba Pisa, más que materias, evalúa competencias o habilidades como la Lectura, Matemáticas y Ciencias, en jóvenes de 15 años en 81 países. Se aplica en un número limitado de escuelas, pero con representación nacional.
En el caso mexicano incluyó a siete escuelas de Guanajuato: dos secundarias privadas y una general de León, un bachillerato militarizado de Irapuato, dos telesecundarias y un Conalep, informó la SEG.
En su momento, el presidente Andrés Manuel López Obrador desestimó los resultados, argumentando que los parámetros usados en dichas pruebas se crearon durante el neoliberalismo, con el objetivo de desaparecer la educación pública.
En tanto que la Secretaría de Educación Pública (SEP) pidió evitar interpretaciones reduccionistas, pues las pruebas internacionales estandarizadas no consideran las condiciones reales en las que se desarrolla el trabajo docente, que se agravó por la emergencia sanitaria.
Y que en todo caso, ello demuestra lo necesario de un cambio en el modelo educativo, hoy la Nueva Escuela Mexicana.
RIMA: espíritu colaborativo
A nivel nacional no existe una prueba similar a Pisa como antes lo fue Enlace o Planea, que medían los avances académicos.
En 2020, justo antes de la pandemia, el Gobierno de Guanajuato junto con el Banco Mundial, comenzó la prueba RIMA (Recopilación de Información para la Mejora de los Aprendizajes), un instrumento estatal que se aplica a todos los estudiantes de cuarto, quinto y sexto de primaria, así como de primero, segundo y tercero de secundaria, enfocado a la mejora continua del proceso de enseñanza.
David Uribe se encarga dentro de la SEG de coordinar esta evaluación de los aprendizajes de Español, Matemáticas, Ciencias, Habilidades Socioemocionales, Vocación Profesional y un cuestionario de contexto.
Explicó que con ello se genera información para planeación por grupo y sobre capacitaciones.
Derivado de esta edición (de RIMA) logramos ver una recuperación importante en los aprendizajes de Español y Matemáticas, de aproximadamente el 60 % de lo perdido desde 2020”, esto, de acuerdo a una investigación publicada en el sitio Economics of Education Review.
La prueba RIMA se aplicó antes de terminar el anterior ciclo escolar para que los resultados estuvieran disponibles en el arranque del actual y que los y las maestras tuvieran el diagnóstico de cada uno de sus alumnos para su planeación específica.
Las conclusiones también están disponibles para los padres y madres de familia, que solo pueden revisar los de sus hijos, así como los profesores solo pueden analizar los de sus grupos, la directora los de su propia escuela y así sucesivamente.
RIMA “está más pensada hacia el tema de enseñanza-aprendizaje, más diagnóstico, pedagógico, no es un enfoque de comparación, porque cada escuela tiene contextos distintos – si es pública o privada, urbana o rural- y multifactoriales”.
El funcionario explicó que aunque suenan parecidas, Pisa y RIMA son pruebas diferentes, porque la primera permite evaluar de manera universal las habilidades de los estudiantes de un país y compararse con otros, mientras que la segunda es un instrumento para conocer el propio avance, sin competición.
Repiten, no comprenden
Maestros y maestras consultados reconocieron que la situación académica de sus estudiantes coincide con los resultados de la prueba Pisa.
Y que la pandemia acentuó vicios que provocan que la mitad de los alumnos carezcan de los conocimientos académicos básicos necesarios.
Para Angélica, maestra de primaria en una comunidad de San Felipe, “ahorita en tercer año de primaria tengo ocho niños de 30 que no han consolidado Lectura ni Escritura, estamos en un nivel presilábico, que apenas empiezan a leer”.
Reconoció, no obstante, que varios de ellos viven con padres analfabetas, sin hermanos mayores que puedan apoyar su avance. Pero le llama la atención que todo el grupo no asistió presencialmente al preescolar y sí se nota la diferencia con otras generaciones.
Sin embargo, maestras y maestros no pueden reprobarlos porque desde el confinamiento por COVID (y posterior reapertura) hay una política a nivel nacional que busca comprensión antes que castigo, que les pide acrediten de grado al alumno y que en el siguiente, con nuevas estrategias de aprendizaje, se alcancen los niveles esperados.
Pero para muchos educadores se trata más bien de un sistema consentidor que incentiva el conformismo de padres de familia y estudiantes.
Muchas veces el estudiante solo busca repetir la información, mas no comprender qué está haciendo, algo que viene desde primaria. Por ejemplo, hay muchos estudiantes de secundaria, donde yo doy clase, que no se saben las tablas de multiplicar en desorden, así pasa con todos los contenidos”, lamenta Marco García, profesor de Matemáticas en Celaya.
“Cuando llegan a secundaria y ven un contenido algebraico todo se empieza a complicar”.
Dijo que los profesores intentan cambiar su práctica docente, pero muchas veces carecen de material y equipamiento moderno y suficiente, por lo que deben invertir su propio tiempo y dinero.
Agregó que muchos padres y madres de familia tampoco apoyan en casa en reforzar lo visto en el aula, no se involucran y delegan la responsabilidad solo en la escuela. A veces por situaciones económicas, otras por simple negligencia.
Se suma que “muchas veces las escuelas, directivos, supervisores, maestros, presentan resultados de 0 reprobación, promedios altos falsos, creyendo que son sinónimo de calidad, la consecuencia son los resultados de Pisa, de RIMA”.
Misael Villegas, maestro universitario y de preparatoria en León, comenta que aunque a algunos alumnos sí les causa temor o incertidumbre la advertencia de ser reprobados, a otros no, “lo toman a juego, fácilmente dicen ‘me voy ya a extra, lo pago’”, algo reforzado o tolerado por sus padres.
Para Alejandra, maestra de primaria en una comunidad leonesa, pruebas como Pisa o RIMA no corresponden al contexto específico que tienen los alumnos y luego culpan a los profesores por no enseñar esos contenidos o utilizar la tecnología “cuando estos niños están viviendo en pobreza extrema como para estar poniéndoles saldo al celular”.
En su caso enseña tercer grado de primaria, y la mitad de los niños presentan rezago “y a estas fechas no les veo avance”.
Por su parte, Lorena Gómez Aranda, coordinadora del Colegio Centenario Bernardo Chávez y maestra de telesecundaria en León, comentó que ha descubierto que a las y los estudiantes de la nueva generación a falta de comprensión lectora, no pueden hacer las demás actividades.
Usan “mensajes muy cortos, con símbolos, lo quieren traducir también en el cuaderno y en un documento formal, les cuesta entender que esto último no va escrito con -abreviaturas como – ‘xq’, que nuestro vocabulario es más amplio y que tenemos que hacer uso de la gramática como debe ser”.
Pero además le cuesta trabajo diferenciar la información que es verídica de la que no: “Todo lo que ven en Tik Tok creen que es real”.
La pandemia destapó otras problemáticas.
María Eugenia Pérez Ocampo, directora del Colegio Asturias, en el centro de León, cuenta que los alumnos se acostumbraron a enviar los trabajos como requisito para pasar, cuando en ocasiones eran los papás quienes los hacían.
Entiendo que ahora el programa -de la Nueva Escuela Mexicana- es muy humanista y comunitario, pero la lectura, la producción de textos, la resolución de problemas, no debe quedar fuera. Porque cuando salen a la prepa no les preguntan si pueden hacer las cosas: el que no pasó, no pasó”.
‘Daña más que pasen’
Según David Uribe, funcionario de la SEG, “un hallazgo de las evaluaciones -RIMA- fue que en aquellos que reprueban no hay una mejora importante una vez que vuelven a cursar. Entiendo el punto de vista del docente, por su práctica cotidiana, pero en términos estadísticos, el reprobar tampoco modifica en manera positiva los resultados en sus aprendizajes”.
Para Raúl Espinosa Alonso, secretario general de la Sección 13 del SNTE, Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, la emergencia sanitaria evidenció un retraso tecnológico que ya existía en muchas escuelas, por problemas de conectividad, así como falta de materiales y de infraestructura escolar, como ventilación, iluminación y recreación.
“El lugar que ocupa México en la prueba Pisa es el mismo que ocupan los países en el uso de las tecnologías antes del confinamiento, es decir, los países que utilizaban la tecnología para los planes y programas de estudio son los mejor evaluados”.
Pidió reconocer el esfuerzo que hicieron maestras y maestros para eficientar su tiempo y buscar la resiliencia de sus estudiantes, que no abandonaran la escuela, siendo la participación de los padres algo imprescindible.
El profesor Misael Villegas concluye: “Es un sistema que es obsoleto, no funciona, debemos conocer y saber las verdaderas necesidades de los alumnos tanto personales como familiares y saber implementar métodos educativos ante esta revolución tecnológica para generar un aprendizaje autónomo, con una lectura reflexiva”.
DAR